Cuando alguien te diga que tal o cual energía «renovable» (o incluso la nuclear) sirve para evitar que se quemen no-sé-cuántos combustibles fósiles o que se lancen a la atmósfera X millones de toneladas de gases efecto invernadero, pregúntale a ver exactamente en qué maravilloso sistema socioeconómico sucede eso. Porque la triste realidad cuantificable del sistema realmente existente llamado Capitalismo muestra que cada julio de energía obtenida de fuentes renovables no sustituye absolutamente nada, sino que se suma a las fuentes preexistentes para ponerse al servicio del crecimiento permanente del consumo, es decir, para obedecer al grito de «¡¡traed madera!!» inscrito en los propios genes del sistema.
En otro sistema que no estuviese orientado al crecimiento perpetuo, no tendría por qué ser así, y efectivamente cabría pensar en sustituir unas fuentes muy dañinas por otras diferentes y a ser posible algo más sostenibles. Pero en el Capitalismo ninguna energía sustituye a otra: todas se suman. Así, el carbón que se dejó de quemar en los barcos o los trenes hace un siglo cuando estos pasaron a moverse con petróleo, siguió quemándonse, y en cantidades crecientes, en otros usos como los altos hornos. O el que dejamos de quemar en nuestras centrales térmicas más recientemente, pasó a quemarse en las de otros países como China. Podríamos enumerar cientos de pseudosustituciones energéticas como estas a lo largo de la historia industrial. El caso es que nunca en el Capitalismo, se ha quedado un solo barril de petróleo en el subsuelo porque hubiese un panel solar más, o se ha dejado de sacar de la mina una sola tonelada de carbón porque hubiese un nuevo polígono de aerogeneradores (y estoy dejando de lado el hecho de que, en realidad, hay que quemar petróleo y carbón para construir e instalar esas supuestas «energías renovables», pero de eso ya hemos hablado otras veces).
Sumar energía «renovable» no implica restar energía fósil, dejémoslo claro de una vez. Es decir, que no estamos haciendo una transición energética, sino una adición energética a un sistema que funciona básicamente igual que el anterior.
Esto harían bien en recordarlo no sólo los tecnólatras capitalistas, sino también nuestros amigos defensores del Green New Deal, cuando nos dicen que primero hay que meter muchas renovables y luego ya veremos lo de abandonar el crecimiento y el capitalismo y tal… Si queremos que haya una verdadera sustitución y no empeorar los problemas derivados del crecimiento capitalista o pegarnos una hostia descomunal cuando nos quedemos sin las energías no renovables, hay que empezar (y no terminar, como proponen los greennewdealers) por detener dicho crecimiento y cambiar a otro sistema que no esté basado en el crecimiento. Y luego ya podremos dejar de verdad los combustibles fósiles en el subsuelo y a pensar cuáles son las energías que los pueden sustituir, cómo hacer que nos duren y hasta dónde nos llegan. Si no, no estaremos sustituyendo una mierda.
Gracias al siempre interesante Art Berman conozco este artículo de hace unos pocos años que viene a explicar lo mismo:
https://content.csbs.utah.edu/~mli/Economics%207004/York%20and%20Bell-Energy%20Transition%20or%20Addition.pdf
https://doi.org/10.1016/j.erss.2019.01.008
«Energy transitions or additions? Why a transition from fossil fuels requires more than the growth of renewable energy» de Richard York y Shannon Elizabeth Bell en Energy Research & Social Science 51 (2019) 40–43