Tras los actos reivindicativos del día de la clase trabajadora me hacían llegar esta imagen desde Extinction Rebellion en Granada. La imagen de la estrella representativa del socialismo, quebrada por su brazo industrial, que ideara para la portada de mi libro La izquierda ante el colapso de la civilización industrial, y que se publicó en su forma perfeccionada por Martiño Picallo (a) Luscofusco, formando parte de los elementos gráficos de una pancarta.
Además, las fotos venían acompañadas del siguiente manifiesto, que reproduzco:
Final de mes, final del mundo. La misma lucha
La Crisis Climática tiene un fuerte componente de clase. El 1% de la población más rica contamina el doble que la mitad más pobre (https://www.nationalgeographic.com.es/mundo-ng/1-poblacion-mas-rica-contamina-doble-que-mitad-mas-pobre_15913).
Son las corporaciones las que nos explotan a nosotras y al planeta. El sistema capitalista es incompatible con la vida. No lo decimos nosotras, lo dice el IPCC (https://ctxt.es/es/20210801/Politica/36970/IPCC-capitalismo-insostenible-informe-filtracion-cambio-climatico.htm).
Tenemos que tejer resistencia común frente al monstruo del capital si queremos tener alguna esperanza de paliar los peores efectos de la Crisis Climática.
Ojalá este 1 de mayo nos sirva para recuperar historias no tan antiguas de nuestro propio estado; de revoluciones anarquistas y frentes unitarios contra el fascismo.
Ojalá que nos sirva también para aprender de la resistencia indígena y de otras experiencias emancipadoras como las de nuestras hermanas zapatistas o el PKK.
Ojalá que esté 1 de mayo suponga el principio del fin de un régimen que nos mata, amordaza y condena.
Necesitamos una revolución climática. Amor y furia.