19 de diciembre de 2021
Hola, Pedro. Mira, no me voy a andar con rodeos en esta carta. Nos tienes muy preocupados. Cuando nos propusiste hace casi dos años crear una Oficina de Prospectiva y Estrategia (la ONPE) nos pareció muy buena idea, y pensamos «por fin hemos contratado a alguien que sabe mirar más allá de su contrato temporal de cuatro años». Pero ahora hay muchas cosas que no nos encajan. Sobre todo porque contradicen las informaciones que nos están remitiendo constantemente otros empleados de la casa, cada vez más alarmados. Ya sabemos que España es una empresa muy grande, con una organización muy compleja, y que es difícil que os conozcáis entre todos los empleados. Tú sabes perfectamente que uno de los cometidos que asumías cuando te presentaste como candidato a Director Ejecutivo era enterarte de quiénes eran las personas clave en la organización para tratar cada asunto. Y planificar el futuro a medio y largo plazo de una empresa tan grande como la nuestra no es una cuestión menor, estarás de acuerdo conmigo. «Es irresponsable ser prisionero del ahora», nos dijiste tú mismo para justificar la inversión en esto de la prospectiva.
Por eso, cuando el otro día diste tu speech «Construyendo la España que seremos» en la clausura de los «Diálogos sobre el futuro» y te escuchamos decir que «la emergencia climática» no era el mayor problema de nuestro grupo empresarial, sino que en realidad el mayor problema era el «miedo al futuro», «el oscurantismo» y el «pesimismo» de quienes avisaban de que era un «grave riesgo»… te puedo asegurar que hubo accionistas que se echaron las manos a la cabeza espantados. Dábamos por supuesto que a partir del informe España 2050 habías iniciado un «diálogo» con todos los departamentos de esta gran empresa y con todos los accionistas, un diálogo que se cerraba con ese acto del 13 de diciembre. Pero entre los 25.000 accionistas y empleados con los que os habéis reunido en la ONPE, nos parece que no habéis hablado con los que teníais que hablar.
Ser optimista está muy bien, por supuesto, y resulta estimulante que trasmitas desde la dirección esa confianza a todos los departamentos de la empresa, pero negar la gravedad de los problemas que tus propios compañeros de los departamentos de ciencia están señalando con alarma, tildarlos de «oscurantistas» o «pesimistas» que hay que combatir, nos trasmite una señal muy preocupante. Lo que quiero decir es que el optimismo está bien mientras no se base en la ignorancia y el negacionismo de los problemas, porque entonces se convierte en temeridad. No queremos acabar como tantas empresas, en la más absoluta ruina, por directivos que alegremente pasaron por encima de la precaución exigible al cargo. Aquí no estamos para hacernos millonarios, lo sabes muy bien. Estamos para perdurar como empresa muchos años, y pensábamos que si te animabas a poner en marcha un departamento de prospectiva era precisamente con esa intención.
Tus compañeros nos comunican que la cosa está muy pero que muy jodida, no sólo en el plano climático sino en el energético. Me refiero a Valladares, Turiel, los Valero, los del grupo GEEDS de Valladolid, Aretxabala, Prieto, Solé y muchos otros, que nos hacen llegar informes muy sólidos, hasta con modelos por ordenador como el MEDEAS para que juguemos a hacer simulaciones con ellos y comprobemos qué pasaría con tal o cual política en la empresa. Nos lo dicen hasta los de esa joint-venture del IPCC que montamos con otras empresas del cluster. Entonces, ¿cómo puede ser que tu ONPE nos oculte los problemas más graves, nos diga que con comer un poco menos de carne, y renovar con menos frecuencia el ropero ya está todo encarrilado?
Has reconocido tú mismo que la «nueva visión de futuro tiene que contar con un rigor científico». Y has reclutado cien expertos para tus informes de prospectiva para el 2050, aunque no tengo nada claro cuántos de ellos podríamos contar como «científicos». Desde luego el que escribió en la p. 190 del informe «La transición hacia una economía circular y los avances tecnológicos que se producirán en el futuro ayudarán a evitar este colapso» debe pertenecer a la ciencia de la adivinación, por lo menos. Porque si lo que nos va a salvar del colapso en la empresa es un mito («la economía circular», según nos han informado otros destacados empleados de la empresa, como los Valero) o un acto de fe («avances tecnológicos» que no existen pero que un redactor anónimo cree que existirán), lo tenemos claro. ¿Esas son las «evidencias científicas» de las que hablaste? No tienes por qué creerme a mí, que no soy científico, pero puedes llamar a Guterres, que para algo dirige el cluster y tiene a su disposición a todos los científicos del mundo, que te diga hasta qué punto es un problema serio lo del clima, lo de biodiversidad y todo lo demás. Que te ponga en contacto, para empezar, con los 15.364 científicos que firmaron un informe alertando sobre las consecuencias de la crisis ecosistémica.
Tú mismo nos has dicho que «la emergencia climática tiene en la Península Ibérica uno de sus epicentros», así que luego no nos encaja que niegues que sea el principal problema de España o de nuestro grupo Europa. Sabemos que has visto los informes que apuntan a que buena parte de nuestros centros de producción agrícola van camino de ser un desierto para ese 2050 hacia el que estás mirando. Hasta lo dice el propio informe de tu ONPE en la p. 174: «A día de hoy, más de dos tercios del territorio español son susceptibles de sufrir desertificación y un 18% presenta un riesgo alto». ¿Tú ya te haces verdadera idea de lo que supone perder entre el 20 y el 70% de nuestros terrenos ante el avance del desierto? Porque no vemos ni que tomes medidas contundentes para evitar esta enorme pérdida de activos que tenemos en el horizonte ni que te tomes siquiera en serio esta inaudita amenaza a la viabilidad de una empresa con más de 500 años de historia.
Y sobre la energía, tienes que convocar a tu despacho también a los que saben, no sólo a los que te van a decir lo que quieres oír, es decir, que para la primavera se soluciona lo de los precios, que esto es pasajero, «coyuntural», como no se cansa de repetir tu compañera Calviño, a quien tú mismo elegiste para dirigir el departamento económico. Ten en cuenta que si ella se equivoca en los cálculos, se nos hunde la empresa, Pedro. Te recuerdo que para algo tenemos el CSIC y el departamento de universidades, con algunos de los mejores científicos del mundo en nómina, que trabajan a nuestras órdenes por el futuro de la empresa. No te fíes sin más de lo que te diga la competencia, o de charlatanes que cobran por halagarnos los oídos y vendernos cuentos de hadas, o empresitas que van a lo suyo, a chupar hoy de nuestro presupuesto y que si mañana desaparecen porque han hecho una chapuza de previsiones ya podremos ir a reclamar al maestro armero. Entonces comprenderás que no hay datos que soporten eso de «desmaterializar» nuestras actividades por arte de magia, como se desprende del informe España 2050 que nos ha enviado a todos los accionistas tu ONPE, reduciendo la intensidad energética por unidad de PIB producido nada menos que en un 63%. Te lo han comunicado compañeros del departamento de ciencia como Capellán, pero no les habéis convocado cuando redactasteis el informe, sospecho que para no estropearos lo optimista que os estaba quedando.
Tampoco le vemos explicación a que el declive de la disponibilidad de petróleo en el mercado ni siquiera aparezca mencionado en 600 y pico páginas de informe, como si no pasara nada. La Agencia Internacional de la Energía ha dado la voz de alarma y nos dice que caerá en apenas 4 años entre el 20 y el 50%. Me parece muy grave que no atendáis a esta agencia que pagamos entre las mayores empresas del mundo para vigilar algo vital para todas: la evolución de la energía. Creo que sois vosotros, tu dirección y tu preciada ONPE, los que no estáis cumpliendo con vuestro deber de atender estas señales fundamentales para nuestro funcionamiento. Te recuerdo que el petróleo es la principal energía que consumimos en nuestras actividades diarias, y que en nuestra sección de trasporte es vital para el 99% de las operaciones. Deberías revisar con rigor también las previsiones de disponibilidad de gas fósil, de carbón, de uranio y de todos los minerales escasos que necesitaremos para montar tantos aerogeneradores y placas fotovoltaicas como nos dicen tus subordinados que hacen falta en la empresa para salir de esta.
Tú mismo has dicho que no hay que «prometer falsos futuros». Entonces reconoce que el «desafío» no es, como comienza el famoso informe, «ser más productivos para crecer mejor», sino mantener la empresa funcionando decentemente ahora que se nos acaban, sencillamente, las posibilidades de crecer. Moléstate en llamar también a tus compañeros del área económica Naredo, Alier, Carpintero, Cucarella o Doldán y que te lo expliquen, de economistas a economista. No sólo es menos carne, menos viajes en avión, menos ropa, menos desplazamientos… es menos de casi todo.
Si sigues negándote a atender los informes que te están mandando tantos compañeros tuyos en este sentido, auguro que durarás poco en el cargo, aunque a ti te parezca que dándonos buenas noticias sin fundamento te estás afianzando en la dirección. Es más, incluso podrías exponerte a una demanda posterior por gestión irresponsable y negligente, pero no te estoy diciendo nada que no sepas. Que otros directores se hayan ido de rositas después de meter a la empresa en buenos líos no debería hacerte confiar en que tu caso sería igual. Porque ahora la debacle sería demasiado grande y podría acabar definitivamente con la empresa, condenando a todos los accionistas y empleados a la miseria más absoluta. Así pues, hacer bien tu trabajo no sólo repercutirá en que decidamos prorrogarte el contrato en 2023 por cuatro años más, sino en que la propia empresa tenga futuro. Así de crítico es el momento que estamos viviendo en la nuestra y todas las demás empresas, como tú bien sabes.
Podrás imaginar que nuestra preocupación se hace extensiva al uso que le vayas a dar a los Fondos Next Generation EU que ha recibido nuestra empresa. Ya que tu dirección ha decidido endeudarnos a largo plazo sería un gravísimo error que esa hipoteca sea para perseguir unos objetivos irreales dibujados por unos consejeros equivocados, como lo del «hidrógeno verde». Porque no te vemos nada bien orientado en todos estos asuntos.
De momento aún tienes la confianza de la mayoría en la Junta de Accionistas. Yo sólo te estoy advirtiendo como uno más, para que no la fastidies. No hipoteques el futuro de la empresa por querer dar buenas noticias a todos. Nos pediste a todos los accionistas el otro día que participásemos en diseñar esa «visión de futuro» de la empresa, y por eso te he escrito esta carta. Por eso y porque —no deberías perderlo de vista— a fin de cuentas, tú trabajas para mí.
Te requiero, pues, para que te reúnas a la mayor brevedad posible con una representación de los accionistas preocupados y con tus compañeras y compañeros del departamento de ciencia, para reevaluar la manera en que estás desarrollando tu trabajo en el terreno de la prospectiva y de la estrategia a medio y largo plazo. Aún estás a tiempo de reconducirlo.
Atentamente,
uno de tus 47 millones de jefes.