En vísperas de la que debería ser la cumbre definitiva sobre cambio climático, la 26ª, les dedico esta reflexión gráfica a nuestros dirigentes políticos, pillados entre la espalda y la pared, forzados por las advertencias científicas a elegir de una vez entre la gente (la Vida) y un sistema socioeconómico que sólo puede conducir al desastre ecológico (la Muerte).
