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Estimado Íñigo (carta abierta sobre la nacionalización de fábricas de coches)

Dices que quieres nacionalizar la fábrica de Nissan para salvar miles puestos de trabajo (tres mil directos y veinte mil indirectos). Tu idea es reconvertir la planta y reorientarla a lo que llamas «movilidad sostenible».

Íñigo Errejón - Nacionalizar NissanBueno, yo no sé exactamente qué idea tendrás de cómo sostener la movilidad en tiempos de caos climático acelerado y de agotamiento de la energía fósil, ni si has leído algo de lo que los voluntariosos Emilio y Héctor han venido escribiendo sobre el tema, tan próximos a ti que los tienes, no digamos ya lo que decimos los más alejados proponentes del Decrecimiento. El libro que les prologaste lo decía muy claro: «Lo que sin duda es utópico es pensar que podemos impulsar una electrificación total de nuestras necesidades actuales de movilidad.» (p. 68) «el coche eléctrico es el símbolo perfecto de nuestros dilemas políticos. Visto los límites que presenta la electrificación, cuando las instituciones hacen apuestas decididas por el coche eléctrico, ¿no hace que toda la ciudadanía subvencione con recursos públicos un transporte que siempre será de élites? ¿No sería mejor invertir esos recursos en el fomento del transporte público o en una ordenación del territorio que permita minimizar las necesidades de transporte?» (p. 71-72) Héctor y Emilio proponen en consecuencia, en su anticipo del programa greennewdealer que llevaste con Más País a las últimas elecciones generales: «Reducir mucho la movilidad privada motorizada —de combustión pero también eléctrica— para poder priorizar aquella socialmente útil» (p. 209). Reducir mucho, fíjate bien.

Pero, en cualquier caso, hayas leído realmente lo que tus amigos te sugieren o no, me sorprende que no seas capaz de hacer por ti mismo una reflexión tan sencilla como esta: la movilidad post-petróleo, para ser sostenible, tendrá que ser mucho menor (movernos mucho menos, mover muchas menos mercancías de un lado para otro, vida y producción mucho más local; creo que te suena, ¿verdad?). Menor movilidad significa menos coches (o patinetes o lo que sea que tienes en mente producir en una futurible Nissan nacionalizada). Menos coches significa menos trabajadores para construirlos.

Vamos, que, al final, aunque nacionalices y pintes de verde («producción verde», dices) la fábrica habrá una cantidad bastante importante de trabajadores que quedarían igualmente sin empleo con tu plan. Así que te propongo otra idea: ¿qué tal si dejamos que la cierren y nacionalizamos algunos otros sectores que sean de verdad nichos de empleo futuro y de un verde auténtico? ¿Qué tal la agroecología? ¿Por qué no recolocar a la gente en este sector? ¿Tiene algo de malo producir alimentos saludables, que son la base para una vida buena y saludable? ¿Qué tal evitar «perder el conocimiento» no ya de cómo convertir toneladas de acero y plástico en monstruos devoradores de petróleo y destructores del clima, sino el conocimiento de nuestras seculares culturas campesinas acerca de cómo cultivar la tierra sin esquilmarla y cómo vivir bien aprovechando cada pequeño recurso? Por desgracia no veo que te preocupe mucho esa pérdida que lleva décadas produciéndose en paralelo al abandono de nuestros campos… muchas veces para ir a trabajar en esos «tejidos industriales» incompatibles con un futuro sostenible y que tanto te preocupa salvar con rescates y nacionalizaciones. Te lo digo además como hijo que soy de esa emigración, como buena parte de la población de nuestros países… no sé si será también tu caso.

Íñigo Errejón - NissanPero incluso si queréis en las izquierdas continuar con las clásicas preferencias fabriles («No podemos permitirnos perder tejido industrial», dices en tu vídeo-mensaje, ajeno al hecho de que los tejidos sin riego energético simplemente mueren… tú sabes perfectamente de qué estoy hablando) cerrando los ojos a un futuro eminentemente rural tras el fin de la energía abundanta, barata y de alta densidad energética… ¿por qué no fábricas de elementos que realmente necesitemos y que sean sostenibles? ¿Qué tal maquinaria sanitaria, medicamentos o maquinaria agrícola, o elementos básicos de consumo duraderos y de calidad, producidos con materiales y energías locales? ¡Eso sí que sería no sólo salvar los tejidos productivos importantes sino reconstruirlos!

Creo que vendría bien empezar a pensar que más allá de salvar empresas capitalistas, la solución no es siempre nacionalizarlas, sino mirar primero dónde nos metemos, no sea que lo que fabrican no nos convenga ni a nosotros ni a la biosfera, y ni tan siquiera sea viable el día de mañana. Dices que podría fabricar «autobuses, furgonetas eléctricas o paneleres solares». En cuanto a lo primero está bien promover el trasporte público, claro que sí, pero ¿cuántas unidades de autobuses deberíamos producir —supongo que al menos serán muy duraderos, ya que hablas de «producción verde»— al año para manter ese nivel de empleo que indicas? ¿Realmente necesitamos tantos? ¿Con qué energía se moverían? En cuanto a las furgonetas eléctricas, parece la idea más viable, pero tampoco lo llamaría yo «producción verde» precisamente: ¿qué tiene de verde la minería requerida para producirlas? ¿Sabes acaso la energía que se consume, fósil en su mayor parte, para producir un vehículo eléctrico? ¿Por qué no adaptamos mejor la inmensa flota de vehículos de trasporte de mercancías actualmente existente? Pero eso no creo que se pueda hacer en una fábrica sino quizás tendría más sentido hacerlo en pequeños talleres en cada localidad, ¿verdad? Aparte de que la transición energética implicará reducir también el delirante trasiego de mercancías de un lado a otro y habrá que relocalizar todo tipo de producción, con lo cual volvemos a lo mismo: necesitaremos muchas menos furgonetas y camiones. En cuanto a que una fábrica de automóviles se pueda reconvertir en una de paneles solares, simplemente me parece descabellado. ¿Conoces algún ejemplo en el mundo de eso que propones o lo has dicho así, por decir algo que sonase «verde»? ¿No sería más eficiente cerrar la planta de Nissan y nacionalizar alguna de paneles, si es que queda en el país, o construir una desde cero sin tener que andar haciendo reformas en una planta totalmente diferente, que intuyo no poco costosas?

Nacionalizar tierras cultivables, bosques, o sistemas e infraestructuras de captación y distribución de electricidad renovable no me sonaría ya tan mal. Pero nacionalizar una fábrica dedicada a construir coches, algo de lo que ya tenemos más que de sobra para los cuatro telediarios que le quedan al petróleo y siendo conscientes de que con electricidad sólo podremos mover una ínfima parte de dicho parque y por tanto sobrarán la gran mayoría de fábricas, no me parece desde luego la mejor idea. Está bien que quieras salvar empleos, pero vendría bien que salvásemos al mismo tiempo un futuro en el que pueda haber no ya estos empleos sino simplemente empleos (para toda la gente). Dices que España no puede depender exclusivamente «de las cañas baratas, del ladrillo y del turismo», pero parece que consideras mejor depender de la producción de elementos industriales con un futuro más que dudoso. Claro que necesitamos «soberanía industrial», pero también soberanía energética (¿qué tal nacionalizar las eléctricas?) y sobre todo soberanía y seguridad alimentarias. Así que, dime: ¿no te parece mejor idea nacionalizar los grandes latifundios? ¿Por qué no colectivizar tierras y otros recursos que son fuente básica de riqueza realmente «verde» y sostenible? Seguro que te acuerdas de los sueños de aquella vieja izquierda sobre la Reforma Agraria, «la tierra para el/la que la trabaja» y esas cosas, cuyos ecos llegan hasta hoy con Vía Campesina, el MST brasileño… ya sabes.

Si el Estado tiene la fuerza y los recursos para nacionalizar una planta de coches, si como tú afirmas se dan las condiciones legales, financieras e incluso «culturales» para realizarlo con garantías, también los tendrá para crear otro tipo de empleos que sí que tengan un futuro y que además ayuden a construirlo (en lugar de destruirlo). No hay «un tejido industrial que hay que salvar», sino un futuro que salvar, en el que la gente tenga medios para una vida digna. Eso puede pasar por nacionalizar lo que sea preciso, claro que sí, pero no nos obcequemos en nacionalizar cualquier industria sin valorar primero: 1) hasta qué punto es sostenible; 2) hasta qué punto produce algo realmente necesario para nuestras sociedades.

Hablas de reorientarnos hacia la «transición ecológica» pero parece que para ti eso no implica cerrar ninguna fábrica, dejar morir ninguna industria por insostenible que sea. ¿En serio que piensas que se podrá hacer la tremenda tortilla de la «transición ecólogica» sin romper muchos huevos en forma de reconversión, recapacitación, formación y traslado de ingentes masas de trabajadores a otros sectores e incluso a otros lugares del país? Creo que tenéis que comenzar a aceptar que habrá un cierto grado de desindustrialización, pero que eso, lejos de lo que nos habéis contado las izquierdas desde haca ya unas cuantas décadas, no tiene por qué ser ninguna tragedia, e incluso puede ser todo lo contrario: un alivio para nuestros modos de vida y para el futuro de la Vida en este planeta.

Ya me gustaría que leyeses estas líneas y repensases un poco acerca del sentido de tus propuestas.

Salud y futuro, Íñigo.

Manuel Casal Lodeiro, Barakaldo (1970). Escritor, divulgador, activista, aprendiz de labrador y de padre.

3 Comments

  1. «Lo que sin duda es utópico es pensar que podemos impulsar una electrificación total de nuestras necesidades actuales de movilidad.»

    Estimado Manuel, estando de acuerdo en que «una transición suave» es ya inviable, y menos aún la electrificación de las «necesidades actuales de movilidad» sin cambio de paradigma y «creación de proximidad» sin conurbanizaciones, y con un equilibrio territorial en sus usos. Incluso siendo el primero al que la preocupación de ¿que hacer? con la Nissan le resbalaba y «la nacionalización» propuesta por Iñigo o Rufián me sonaba a más de lo mismo que «la reconversión y relocalización» de la automoción francesa de Macron. Pero tu «carta» me hace pensar sobre el asunto. Y si, lo mejor sería nacionalizar y redistribuir la tifundios, reconvertir la agricultura para obtener Soberanía Alimentaria y proximidad al consumo.

    Si, pero seguimos teniendo ciudades grandes, densidades diversas de población y la imposibilidad de hacer «sostenibles» las infraestructuras y capitales fijos «realmente existentes», que se «caerán» si, pero que mientras tanto «están». Y aún siendo la «descomplejización» de las relaciones sociales la prioridad, vamos a tener «un tiempo» vehículos Samur, de reparaciones y mantenimiento, transporte público, de diversas policías y servicios públicos, medios de comunicación, incluso las `producciones agroecológicas no van al Mercado en carreta por ahora. Quiero decir, aunque sea tarde, hay que pensar que se siguen comprando Renaults y Nissan con dinero público, y si la actual fábrica de furgonetas eléctricas no es «rentable» (está al 20% de su rendimiento), es xq la venta a particulares ha bajado y el transporte rechaza vehículos eléctricos más caros y con dificultades de «carga» eléctrica; es decir se venden aún de petróleo… como los que compran «aún» los ss.pp. También es cierto que «los empleos» de la fábrica no son «tan» importantes como la industria auxiliar a su alrededor (90%) y quizás sea más adaptable (no se como han estado haciendo respiradores, pero lo han hecho. Y la Seat también). Quizás habría que hacer «números» y ver si se puede sacar rentabilidad social durante un tiempo y «reciclar» una Industria obsoleta durante unos años (sabiendo que vamos a seguir comprando durante unos años vehículos más obsoletos a otros fabricantes europeos. Quizás acaben haciendo maquinaria agrícola.

    Lo que se está realmente por el Gobierno es intentando que «algún» fabricante quiera aprovechar las instalaciones y el terreno, cobrar «ayudas» y empleo subvencionado y tirar unos años. En un futuro es probable que en lugar de «robots» haciendo nuestro trabajo, lo que tengamos es que sustituir «energía» mecánica por energía física del trabajo humano, pero mientras tanto hay que pensar en conservar recursos que en un próximo futuro den posibles resiliencias. Unos miles de parados más a costa de Deuda Pública no van a acelerar la Reforma Agraria.

  2. Y sí, Antonio. Habría que hacer muchos números, y me temo que no se están haciendo, que se tira por el camino fácil de decirles a los trabajadores de esas fábricas e industrias lo que quieren oír, no lo que necesitan oír. Gracias por tu mensaje.

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