Se quejan los defensores españoles del Green New Deal de que hay quien juzga que no es más que un barnizado verde de viejas políticas (socialdemocracia o incluso el propio capitalismo). Bien, pues parece mentira señalar algo tan obvio, pero creo que si no querían causar esa impresión no deberían haber elegido la denominación de una vieja política (que además tiene bastante poco que ver con este lugar y este momento) para añadirle simplemente un adjetivo indicativo de color. Ellos mismos han provocado, de una manera seguramente inconsciente, esa percepción que ahora rechazan.
La relevancia comunicativa de las palabras elegidas para denominar conceptos políticos es mucho mayor que la que suele reconocer mi amigo Emilio Santiago Muíño, uno de dichos defensores del Green New Deal. Y creo que esta es una demostración más de ese efecto, que tiene más que ver con el marketing que con la hipótesis Sapir-Whorf, que él siempre me recuerda.