Tarde o temprano, el PIB dejará de crecer para siempre. Así pues, sirviéndonos de la correlación consumo energético / PIB, podemos aplicar la recomendación del economista jefe de la Agencia Internacional de la Energía Fatih Birol cuando decía «Abandonemos el petróleo antes de que él nos abandone a nosotros«.
Si esperamos a que se constate que el PIB no puede seguir creciendo —lo cual sólo les entrará en la cabeza a los economistas del mundo infinito y su masa de creyentes en el mundo político tras bastantes años de caída persistente de dicho indicador macroeconómico— tendremos que padecer la dramática zozobra de un sistema empeñado en seguir creciendo en una biosfera con cuyos límites ya ha chocado. Por tanto, deberíamos abandonar el objetivo del crecimiento antes de que no quede más remedio. Nos podremos ahorrar zozobras económicas, quiebras y despidos masivos, hundimientos financieros, bancarrotas, rescates inútiles, y hasta golpes de Estado, si lo planificamos con anticipación.
No tengo información al respecto pero estoy seguro de que la definición del PIB y los marcadores que determinan su valor han ido cambiando con el tiempo para mantener la ilusión del sacrosanto «crecimiento económico»; en resumen, para engañar.
¿Alguien podría falsar esta suposición con datos contrastables?