Hoy, en la rueda de prensa del Gobierno del Reino de España, la ministra de Hacienda ha dado una clave para entender por qué el ascenso de la extrema derecha va a ser imparable mientras se siga gobernando como si el actual sistema socioeconómico fuese a durar para siempre. Según ha explicado, con una franqueza que ilustra hasta qué punto nuestra socialdemocracia incurre en la falacia del presente permanente, son unas políticas de gasto social potentes las que pondrán freno («vacuna» en sus palabras) a la extrema derecha. Y podemos ejemplarizarlo con el 42% del gasto público dedicado a pensiones, algo que ya he apuntado en otras ocasiones, es insostenible, toda vez que hemos alcanzado la época histórica en la que el crecimiento llega a su fin.
Por tanto:
- Si la vacuna contra el fascismo depende de un gran gasto social por parte del Estado….
- Si el gasto del Estado es proporcional y dependendiente de los ingresos fiscales…
- Si los ingresos fiscales son proporcionales a la actividad económica del país (medida por medio del PIB, habitualmente)…
- Si la actividad económica depende del flujo de energía, principalmente fósil, que recibe el país…
- Si dichos flujos energéticos van a caer de manera muy importante e irreversible en los años por venir…
…La conclusión no puede ser más demoledora: la vacuna anti-fascista consistente en el gastos social tiene los días contados. Funcionará mientras haya suficientes ingresos para mantenerla, pero cuando el flujo de energía caiga, porque ha llegado el momento en que el último petróleo disponible en el mercado internacional (y gas y uranio y carbón) lo acaparan países más poderosos, o supone una carga para la economía nacional que deja poco beneficio neto del que detraer impuestos para el Estado… entonces el PIB caerá, caerán los ingresos y, necesariamente, el gasto social. Con lo cual el fascismo, mantenido quizás a raya hasta entonces, barrerá con todo y arrastrará a las masas sostenidas en niveles de bienestar ya irrecuperables, con promesas vacuas de recuperarlos, seguramente sólo para algunos, y claramente a costa del expolio y la muerte de muchos otros.
Antes, cuando comiencen a caer de manera alarmante los ingresos estatales, los gobiernos intentarán a la desesperada recortar de otros lados para mantener el gasto social (más en la medida en que sean de izquierdas), pero llegará un punto en que no se podrá tirar más del déficit ni recortar más sin provocar un estallido social, de una población que no comprenderá lo que pasa ni por qué pasa… simplemente porque no se le habrá explicado y se habrán mantenido en el engaño de que el Estado del Bienestar duraría para siempre, que siempre habría hospitales avanzados para todas las personas, siempre se cobrarían a fin de mes pensiones más o menos decentes para mantener un nivel de gasto en la vejez, siempre funcionarían los servicios públicos de todo tipo, siempre habría supermercados y farmacias repletos de productos necesarios y superfluos…
Llegados a ese punto me remito a una frase que me dijo una vez una persona de izquierdas, algo mayor que yo, y que no puede expresar mejor el riesgo cierto al que nos dirigimos: «Yo no tendré problema en votar a un partido nazi si me asegura que voy a cobrar mi pensión».
«Llegados a ese punto me remito a una frase que me dijo una vez una persona de izquierdas, algo mayor que yo, y que no puede expresar mejor el riesgo cierto al que nos dirigimos: «Yo no tendré problema en votar a un partido nazi si me asegura que voy a cobrar mi pensión».»
JA, JA, JA, JA, JA …
… Obviamente TODOS lo prometen.
Lo que realmente prometen y cumplen es: ¡Vótame y me aprovecharé cuanto pueda de tu cándida elección!