Lo que se hace con un tumor es atacarlo, destruir toda célula que lleve el ADN desenfrenado en su interior. Se aplican antiangiogénicos para privarlo del fluido vital, de la sangre que mantiene su crecimiento en marcha.
¿Cómo aplicar esta antiangiogénesis en el caso del tumor planetario capitalista? Podríamos buscar la analogía a partir de dos conceptos: el dinero como sangre que alimenta al Capital, y la energía como sangre alimenticia. Ambas son básicamente la misma, pues el dinero —al menos ideal y teóricamente— representa energía.
Si tomamos el dinero como el flujo vital, la estrategia anticapitalista antiangiogénica pasaría por retirar masivamente el dinero de los bancos, por crear monedas sociales con propósito específicamente poscapitalista, la desobediencia fiscal, los boycotts masivos, la huelga de consumo permanente, las cajas de resistencia, etc.
Si tomamos la energía, podemos pensar en la energía humana (huelgas laborales) y en la energía no humana (petróleo, gas natural, carbón, energía nuclear, eólica, hidroeléctrica, fotovoltaica, etc.). El retirar la energía humana mediante huelgas es la estrategia que se ha intentado en múltiples ocasiones con resultados muy magros: el Capitalismo sigue ahí, más amenazante que nunca, y el poder de la clase trabajadora para oponerle resistencia mediante la huelga, cada vez más menguado. Sin embargo, al pensar en la energía no humana, se abren perspectivas interesantes, sobre todo si consideramos el declive energético irreversible que tenemos ante nosotros. ¿Cómo aprovecharlo estratégicamente para abatir al Capitalismo antes de que muera causando un omnicidio? No está nada claro, pero es hora de irlo pensando. Nos jugamos quizás la gran baza que pueda decidir el resultado de esta guerra, que será o la Extinción (probablemente de toda la Vida sobre la tierra) o bien la superación del Capitalismo.
La conducta humana parece estar supeditada al principio de máxima producción de entropía y gobernada por él. Es una tendencia presente en todas las estructuras disipativas que, dadas las circunstancias, favorece aquellos procesos que obtienen un mayor consumo energético.
Al capitalismo no lo veo como un tumor sinó como un mecanismo de disipación de energia que es extremadamente eficaz en su cometido. De ahí su éxito.
Ateniéndonos a la segunda ley de la termodinámica, no parece lógico pensar que el capitalismo o cualquier otra ideologia política pueda ser frenada si ello supone una disminución en el consumo energético mundial.
Estamos abocados a cumplir nuestro mandato termodinámico y por ello seguiremos disipando toda la energia disponible al máximo ritmo posible, hasta acabar con todo.
Conozco esa teoría y creo que aunque tiene un fundamento sólido, incurre en un determinismo termodinámico que no me encaja mucho con el rango de comportamiento humano. ¿Probable? Mucho. ¿Totalmente inevitable? No creo.
Gracias por tu comentario, Janiel. Seguiremos reflexionando sobre esta cuestión. Te recomiendo los escritos del profesor Carlos de Castro (y sus charlas en vídeo), al respecto.
Gracias por la recomendación, la tendré en cuenta.
Exactamente, has dado en el clavo. La teoria no es determinista, es probabilista; como la segunda ley. Es decir, nada impone que deba ser así, tan solo es mucho más probable que ocurra de esa forma.
Me ha causado un gran impacto saber que, según esta teoria, la función de la vida seria disipar energia. Me parece asombroso.
Además, según Jeremy England, la vida no seria un fenómeno singular i poco probable sinó todo lo contrario. Dadas unas circunstancias apropiadas (presencia de un gradiente térmico, químico,…) esta surgiria de forma espontánea con el objetivo de reducir dicho gradiente y llegar finalmente al equilibrio.
Aún me parece más asombroso estirar el argumento hasta el punto (que ya he mencionado en el anterior comentario) de que el comportamiento de esa vida podria estar «gobernado» o «dirigido» para cumplir dicho fin.
No sé si la teoria es cierta o no (aún está en proceso de estudio) pero, en caso afirmativo, parece que no existe esperanza alguna para la especie humana. Porqué la tendencia dominante (independientemente de cualquier organización política o social) siempre va a ser la de explotar cualquier fuente de energia al máximo ritmo posible, acabando así con todos los recursos del planeta. De hecho, mi experiencia cotidiana apunta en esa dirección.
Cuando la escasez energética golpee con fuerza seguramente puedan sobrevivir algunos humanos (la disponibilidad energética remanente establecerá la cantidad) pero un descenso demográfico drástico me parece ineludible.
¿ A qué te refieres cuando dices: «no me encaja mucho con el rango de comportamiento humano»?.
Saludos
Quiero decir que los humanos no sólo tienen ese comportamiento entre los posibles y los demostrados. Existen muchas culturas que han vivido siglos o incluso milenios en equilibrio, sin explotar hasta la autodestrucción los recursos disponibles.