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Las dos grandes bazas

Ilustración a partir de un icono de XOXO (Fuente: TheNounProject)
Para nuestra sorpresa y desesperación, los que probablemente sean los dos actores sociopolíticos más decisivos a la hora de afrontar el colapso civilizatorio, esto es, la izquierda política y el movimiento ecologista, no están haciendo el más mínimo uso de las dos bazas más importantes que tienen en sus manos.

En el caso de la izquierda, se está desaprovechando la mayor baza para convencer a la sociedad no ya de la conveniencia sino de la urgente necesidad de deshacernos del capitalismo. Desde sus comienzos y hasta ahora, históricamente, las izquierdas tenían principalmente dos argumentos contra el capitalismo, con los que intentaban movilizar a la gente, bien sea electoralmente o de otras maneras: el primero sería el argumento funcional: «El anarquismo/socialismo/comunismo es mejor que el capitalismo», en el sentido de que «funciona mejor» a la hora de satisfacer las necesidades sociales, organizar la economía, etc. etc.; el segundo podríamos denominarlo el argumento ético: «El anarquismo/socialismo/comunismo es mejor que el capitalismo», en el sentido de que es «preferible desde el punto de vista ético, es más justo», lo cual parece fuera de toda duda. Y eso era todo. El capitalismo se demostraba una fuerza poderosa y no se podía argumentar que no fuese una alternativa sólida (que funcionaba e incluso se expandía aparentemente imparable) más allá de las predicciones marxianas de su autodestrucción futura debido a sus contradicciones inherentes, la cual se situaba en un futuro más o menos indeterminado o impreciso. Pero ahora se cuenta con demostraciones científicas de que el modelo capitalista/industrialista/crecentista no sólo es que sea injusto o imperfecto, sino que además es suicida/ominicida, pues nos arrastra en su intento imposible por perdurar en una carrera demencial dirigida a empotrarnos de cabeza contra el infranqueable muro de los límites biofísicos del planeta. Es decir, el hecho de que el capitalismo sea ya claramente inviable debería ser el mejor y más potente argumento para abandonarlo y proponer otros sistemas, que de paso, fuesen más justos, vivibles, igualitarios, etc. Pero ¿qué fuerza política de izquierda está usando este argumento? Apenas podremos pensar en alguna minoritaria… Y eso es el principal e imperdonable fracaso de la izquierda en este momento histórico, al menos de la que se reconoce como anticapitalista, puesto que la que abandonó esa posición para integrarse como reformadora del capitalismo (la socialdemocracia) tiene aún que desandar ese camino, para poder usar esta baza de la inviabilidad del sistema por el que apostó históricamente. Para la izquierda socialdemócrata (más bien socioliberal a estas alturas) supone una dificultad añadida, por tanto aunque desde luego no imposible, puesto que la propia consciencia de que el capitalismo se ha vuelto inviable debería ser el mejor argumento para su viraje ideológico de 180º de vuelta a las raíces.

En el caso del movimiento ecologista, la gran baza que no percibo que se esté aprovechando estratégicamente es el hecho de que después de tantas décadas avisando de que venía el lobo, ahora tenemos el lobo a la puerta (por usar el título de aquel clásico web sobre el colapso energético), y a cada día que pase más y más gente va a percibir su aliento en forma de cambio climático, agotamiento energético, colapso social… Es ahora el momento en el que la realidad nos comienza a dar la razón, y contamos con esa ventaja insuperable sobre todas las demás fuerzas que pretenden defender la viabilidad del business-as-usual. El colapso será cada vez más innegable y tendríamos que adaptar todas nuestras estrategias, acciones, discursos a ese hecho, para que a medida que la población lo fuese percibiendo, enlazase esos hechos con nuestro relato, impidiendo así la penetración de otros relatos (la alternativa insolidaria/nazi/totalitaria) presuntamente explicativos de lo que sucede a nuestro alrededor. No sé si es debido a ese eterno miedo a asustar a la gente o por qué otro motivo, pero no veo que se esté usando tampoco esta enorme baza en manos del ecologismo, sobre todo del ecologismo social y político. De hecho incluso percibo la tentación de ocultar el colapso porque «tantos años probando la vía admonitoria han sido un fracaso» y «hay que ser más propositivos e ilusionantes», ofreciendo «alternativas en lugar de advirtiendo de los peligros». Creo que si ese es el diagnóstico del ecologismo, estaremos cometiendo un error de gravísimas consecuencias, al no percibir que si no ha funcionado esa vía es, probablemente, porque no se acompañaba por una demostración palpable de los riesgos de los que se advertía. Pero cuando están ya ante nosotros no como riesgos más o menos probable sino como realidades sólidas (la era de las consecuencias), la cosa cambia totalmente y se abre una ventana de oportunidad histórica incomparable, radicalmente nueva, que —me temo— no se está sabiendo percibir como tal, empecinados en intentar nuevas vías.

¿Estaremos aún a tiempo de remediar este doble fallo histórico?

Manuel Casal Lodeiro, Barakaldo (1970). Escritor, divulgador, activista, aprendiz de labrador y de padre.

5 Comments

  1. Estoy de acuerdo contigo, Manuel, sobre todo en el segundo punto. A veces la modestia mal entendida impide que el Ecologismo haga uso de esa baza del «ya os lo decía yo». Creo que hay que usarla, es importante que la gente tenga un diagnóstico que explique las cosas, aunque sea duro, mejor una buena explicación dura que malas excusas.

  2. «Mejor una buena explicación dura que malas excusas» ¡Muy bueno, Marga! Gracias por tu comentario. Seguiremos intentándolo…

  3. La desesperación de muchas de nosotras, que participamos del activismo ecologista, viene dada por doble fracaso histórico que muy bien apuntas Nosotras deberíamos radicalizar el discurso, los tiempos así lo exigen,y estamos libres de hipotecas. Sin embargo, la confluencia con los “nuevos gobiernos del cambio” esta provocando el efecto contrario. Siendo la primera vez que se nos escucha, nuestro discurso se debilita ante el analfabetismo ecológico de la clase política y su cortoplacismo. Entrar en este juego, convertirnos en herramientas de la economía verde como única alternativa, a cambio de participar o ser escuchadas, sin denunciar efectivamente al sistema , supone para muchas de nosotras un autentico quebranto que tratamos de ”denunciar” en nuestro día a día. ¿Fracasar mejor? O mejor fracasar sin perder identidad, convencidas de lo que hacemos .
    Radicalizar la Resistencia para no perder mas Resiliencia estas deberían ser las tres erres del ecologismo. Las otras ya las conocemos desde hace décadas, las hemos promulgado hasta la saciedad y hasta aquí hemos llegado.
    Gracias por el planteamiento, tan absolutamente necesario

  4. Gracias a ti, César. Muy interesante lo de las nuevas tres erres 🙂 Y sí, creo que has dado en el clavo con ese efecto de suavización al entrar en contacto con el universo podemita y aledaños.

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