Vicenç Navarro (en la sesión del día 27 de mayo de 2017, del seminario Petróleo, celebrado en el MACBA): «Se está subestimando la capacidad de la creatividad humana para crear recursos«. «Me preocupa el énfasis en que hay un límite en cuanto a los recursos (…). La energía solar y la eólica siempre las tendremos ahí.»
Que un economista pretenda defender la viabilidad biofísica de sus propuestas basándose en sus opiniones, como lego en la materia, sobre física, geología o ecología, viene a ser tan demencial como que un ministro de agricultura pretenda diseñar sus medidas públicas en base a la pinta que le tiene el cielo por las mañanas, en lugar de hacer caso de las previsiones de meteorólogos, edafólogos, agrónomos, etc.
Y decir, como fundamento para la viabilidad energética de su política económica que las energías renovables «van a estar ahí», sin molestarse en cuantificar cuánta energía va a «estar ahí» procedente de cada fuente y qué límites (físicos, de materiales, termodinámicos, geográficos, financieros, etc.) tiene cada una de esas fuentes, es como decir que vamos a programar nuestros servicios públicos sin hacer el más mínimo cálculo del dinero que tendrá el Estado para hacerlos posibles. ¿Le parece esto disparatado al Sr. Navarro? Pues es ni más ni menos lo que él hace cuando ventila de tal plumazo la cuestión de los límites energéticos: suponer que simplemente la energía necesaria va a estar ahí, proceda del sol o de la psique humana, cuando sus políticas la requieran. Una suposición cuando menos temeraria, y —dadas las dimensiones de lo que nos jugamos— incluso me atrevería a decir que gravemente negligente.