Dado que es tarde o temprano es una situación que parece muy difícil evitar a estas alturas debido al progreso del colapso de la civilización industrial, cobra una gran relevancia esta pregunta, que no pretende ser retórica sino indagar en la posible respuesta y cómo la tomará la ciudadanía. Y cuanto más cercana tengamos esa situación, más pertinente resulta plantearlo.
Si la izquierda sigue sin asumir (al menos sin asumir públicamente) la realidad, inminente y profundidad del colapso, sólo cabe pensar en dos posibles respuestas:
- Reconocer, de manera más o menos abierta, que sabían que iba a suceder. En este caso la respuesta social será de un enorme resentimiento contra ellos y las fuerzas políticas que representan.
- Explicar que ellos tampoco habían previsto que se llegase a esa situación. La respuesta de la población tampoco será benigna con ellos en este caso. ¿Cómo pueden unas personas con su responsabilidad social —sea gobernando o liderando la oposición— no estar advertidas de esta posibilidad? Resultará más difícil negarlo en la medida en que los colectivos activistas que llevamos años avisando de la cuestión hemos ido mostrando pruebas de que se lo hemos advertido. Llegado a una situación así, y a no ser que se hayan ya establecido importantes medidas para un control estatal de la libre información, será inevitable que se extienda rápidamente un dato: los líderes políticos lo sabían.
La perspectiva no es nada halagüeña, eso debería ser evidente. Pero ¿cómo podrían evitarla? Bien, creo que sólo hay una vía: reconociendo públicamente esa posibilidad. Para evitar el llamado efecto Carter sólo cabe hacerlo adoptando alguna de las estrategias francas que apunto en La izquierda ante el colapso de la civilización: es decir, diciendo la verdad a la gente antes de que les pille el toro de la realidad, y complementándola con algún tipo de discurso motivador. Decir: «Sí, tenemos ante nosotros un problema descomunal, que antes o después va a llevarnos a presenciar colas enormes antes las gasolineras, a imponer medidas de racionamiento del gas natural, de las medicinas, de innumerables productos de primera necesidad. Pero tenemos un plan estratégico para anticiparnos a ello y trasformar nuestra sociedad de modo que sea más resiliente…». ¿Algo impensable? Bueno, si no son capaces de pensar en ello nuestros líderes de izquierda, quizás sí que deban comenzar a pensar en el discurso que darán el día que ya no se pueda ocultar esa dramática posibilidad porque se haya conertido en una realidad palpable para todas y cada una de las personas a quienes han estado vendiendo una continuidad imposible de un sistema insostenible.

Casdeiro, ¿Porque piensas que cerrarán las fabricas por falta de material o que no habrá medicamentos en las farmacias?
¿No crees, más bien, que habrá medicamentos para quien pueda pagarlos y simplemente la mayoría de farmacias cerrarán por que se ha convertido en un artículo de lujo? Medicamentos industriales seguirá habiendo, pero estarán solo al alcance de los más ricos. Todas las industrias se irán contrayendo pero quedarán remanentes que sigan en actividad para los gobiernos y los que tengan recursos, como siempre ha sido.
Crees que no habrá gasolina? La habrá, pero pocos podrán permitirse tener automóviles y pagarla. Incluso se sacará petróleo del subsuelo cuando su TRE sea negativa, para el lujo de los privilegiados. Las fábricas cerrarán durante las sucesivas crisis ante la falta de poder adquisitivo de la gente común que se irá quedando marginada y en la precariedad.
Puede haber un episodio puntual sobre todo al principio de estantes vacios y colas en gasolineras. Pero cuando un bien es escaso, simplemente suben de forma natural los precios y se acabaron las colas. Las estanterías no estarán vacías sino que los supermercados para el público se reducirán. Así funciona el mercado.
Lo que habrá es un gran aumento de la marginalidad y de la población excluida e incapaz de ganarse la vida y sostenerse. Un progresivo aumento de la delincuencia y la desprotección social. Las grandes masas serán abandonadas a su suerte, mientras los gobiernos con recursos cada vez más escasos tienen que centrarse en mantener un mínimo orden social. La vida se endurecerá, la policia tendrá cada vez menos recursos para dedicar a pequeñas cosas, la justicia se volverá cruel y expeditiva. Lo gente afluente podrá pagar su propia seguridad y vivirán en barrios-fortaleza protegidos de las masas miserables.
El descontento social se multiplicará, los problemas sociales dispararán el conflicto social y se generará una gran inestabilidad e incertidumbre políticas. La caída de la recaudación de los gobiernos y la incapacidad de contener a las masas precarias y sus revueltas, hará que el poder evolucione hacia formas cada vez más autoritarias y drásticas, cada vez con menos miramientos. Se tendrá que reprimir con metodos incrementalmente crueles y expeditivos. La compasión se hará progresivamente rara, la vida se hará despiadada, y la vida de las personas perderá su valor. La injusticia y el uso de la fuerza será la ley para proteger los intereses de los privilegiados que solo se preocuparán de que el sistema económico que les privilegia siga en pié y de estar a salvo de la delincuencia y las revueltas populares. Si consiguen sostener los sistemas monetario y financiero y la credibilidad de la moneda que decidan usar, la riqueza que quede estará muy concentrada en una pequeña elite de potentados de tendrán el poder. También tendrán que medrar a través de las guerras que sin duda provocarán para aliviar la presión de la situación insostenible excusándose en los conflictos por los recursos que, sin duda se dispararán.
Todo esto podría ser un escenario de un descenso poco no abrupto. En realidad será como caerse por las escaleras; habrá escalones altos y los golpes harán daño. El golpe con algún escalón alto podría incluso dejar KO al pobre infeliz, haciéndole bajar por barranco como un peso muerto. En cualquier caso yo apuesto por una caída muy accidentada, con altísima probabilidad del estallido de guerras que podrían culminar en una gran contienda mundial con efectos de alcance imprevisible pero que en cualquier caso dibujaría de nuevo todo el mapa geopolítico.
Saludos.
Bueno, más allá de la falacia del presente perpetuo («como siempre ha sido»), no creo que las cosas sean tan simples como la reducción de escala que tú planteas. Al reducirse bruscamente la complejidad se perderán ciertas funciones del sistema industrial que harán que sean inviables incluso sectores industriales enteros. Es decir, por mucho dinero que tenga un determinado sector de la población, si no haym no hay. Fíjate en experiencias históricas análogas, como las crisis del petróleo de los años 70. No podías saltarte la cola de la gasolinera por mucho dinero que tuvieras, o más aún: si te la saltabas y llegabas y estaba colgado el cartel de «Sorry, no gasoline», de poco te serviría ser rico.
Con esto no quiero decir que no haya una fase de exclusión que, de hecho ya estamos viviendo y es hacia donde nos llevan, con la mal llamada austeridad que no es sino expolio, amputación de servicios sociales para conversar la energía y recursos, vampirizados del sector estatal al privado-capitalista. Es decir, podremos pasar en algunos sectores no sometidos a racionamiento (como podrá ser claramente la gasolina, el butano, la electricidad de la red pública, etc.) por esa fase en la cual el que tenga dinero podrá aún disfrutar de muchos productos (no todos, eso seguro, por simple quiebra de ciertas economía de escala dependientes de complejas cadenas de suministro internacional), pero no será permanente. Llegará un punto en el cual el colapso del sistema industrial será tal que, aunque sobrevivan enclaves industrializados, se hará muy difícil conseguir ciertos productos y materiales, o directamente imposible. Esto puede llevar a que la población con más dinero (o poder de otro tipo) se agrupe y concentre en enclaves capitalistas-industrializados como los que hemos descrito algunos en ciertos textos de anticipación (ahora mismo pienso por ejemplo en el libro de Michael Joker, o sea, Carlos Taibo, Historia de España (2014-2033) : crónica de un colapso).
Te sugiero leer por ejemplo Tipping Point para comprender mejor hasta qué punto el tejido industrial que hace posible que la miriada de productos industriales llegue a todas partes (del mundo industrializado, claro) es frágil y dependiente de que continúe fluyendo tanto petróleo como se necesite.
Y ¿cómo compaginas una cosa con la otra? Quiero decir que una mina a cielo abierto o una clásica de carbón pueden ser trabajadas a pico y pala, pero ¿cómo mantienes una plataforma petrolífera en medio de océano, o un sistema de petróleo de esquistos o de arenas asfálticas sin todos los componentes industriales que hacen falta, y que según tú mismo dices llegará un momento en que no estarán disponibles porque las fábricas han cerrado? Hay ciertos elementos de la megamáquina industrial mundial que se podrán mantener con materiales sustitutivos fabricados con energías residuales o renovables, o con la simple explotación de mano de obra forzada, esclava o asalariada, pero otros, simplemente, son demasiado dependientes de sistemas industriales complejos que sólo se mantienen gracias a que todo el demás tinglado sigue en pie, comenzando por la disponibilidad de mano de obra superespecializada, por elementos técnicos venidos del otro lado del mundo o por un mercado mundial de consumo de masas. O ¿crees que p.ej. Bayern podrá mantener todo el chiringuito cuando pierda el 90% de sus clientes? ¿Crees que servirá con que aumente los precios en una proporción análoga (o sea, un 1000%)? Si mantener una industria requiere vender un millón de unidades a un precio X, si el mercado se reduce, pongamos a un 10%, multiplicar por 10 el precio no creo que sea suficiente. Es lo que tienen las economías de escala…
Creo que ese planteamiento es totalmente irreal. Si así fuera no hubiera habido colas persistentes ni en la crisis del petróleo de los 70, ni en las guerras, ni en el colapso de la URSS, ni en el Periodo Especial cubano.
Esa perspectiva no es incompatible con los desabastecimientos que yo auguraba. Se podrán dar simultáneamente o en una sucesión de fases del colapso, como tú apuntas con la metáfora de la caída por la escalera, que muchos hemos utilizado para describir el proceso.
Por suerte o por desgracia creo que si saben de que va el asunto. Saben cuanto pueden ir reduciendo el sistema y a que ritmo. La prohibición via impuestos del diesel y que el parque movil «pudiente» pase a ser gasolina/glp será un punto de no retorno para mi. Los racionamientos serán inversos, una forma muy creativa con la herramienta «renta básica», papá estado te dará un dinerito y si te mueres de hambre es porque eres un caprichoso o no sabes administrate. En cuanto a ¿revueltas y malestar? El pan y el circo son las premisas imprescindibles para el sistema, los mecanismos de indefensión aprendida, de drogadicción masiva y sesgos cognitivos inducidos harán el resto.
Quizá con lo único que no cuentan es con la gente que ya se está organizando, que está retomando el Agro con muy buenos resultados. Gente que ya tiene un nivel de consciencia del problema elevadísimo en acorde a sus acciones. Por desgracia calculo que solo 2 desarrollan algún tipo de resiliencia y autodeterminación. De cada 10 personas que colapsan hoy 1 se autoelimina de forma inmediata y otras 4 de manera más dilatada pero de igual forma (malnutrición, depresión, ataraxia nociva, exclusión y abandono personal…) puede que 1 o 2 sepan/quieran reinventarse y volver a una forma de utilidad para el sistema con una reducción drástica en su nivel de vida y dignidad.
Y es mala suerte pues solo contamos con ese 10% de gente (realmente creo que es mucho menor), para lo que sea. 1 de cada 10 estará dispuesto a hacer algo, a tomar determinación y a tomarse en cuenta a si mismo y su responsabilidad con el planeta con todas las renuncias y dificultades que supone y más en un escenario realmente dantesco de disrrupción climática.
El estado debería pagar dinero a la gente que se esterilice voluntariamente. Somos demasiados.
Hay muchos ejemplos de colapsos sociales-civilizatorios (con un trasfondo de colapso o problema ambiental subyacente) a lo largo de la Historia… Y aunque, parafraseando a Tolstoi, «todas las civilizaciones felices se parecen, las desgraciadas cada una lo es a su manera»… siempre es posible sacar algunas conclusiones generales.
Es cierto que, en este mundo globalizado, los que peor lo van a pasar son los países más pobres… Es algo que ya estamos viendo todos los días en el telediario o en otras fuentes de noticias, aunque ya, a fuerza de ser tan frecuentes, están dejando de ser hasta noticia y ni siquiera se cuenta públicamente su situación… Pero ahí están.
En los países «ricos»… no es casualidad que los que muestren mayor dependencia del petróleo sean los que más problemas tienen… Esta es la civilización del petróleo y quien tenga en su territorio reservas de ese recurso (o de otros recursos valiosos), se blindará y empezará a jugar sus cartas en el concierto internacional de otra manera… Lo hemos visto con China, con Rusia y, ahora, lo veremos con los EEUU (Trump está siguiendo el «manual» de la «bunquerización» nacional pre-colapso).
Dentro de cada país… y a nivel social… los más débiles, los que tengan empleos sustituibles o considerados por el resto como no necesarios, y/o los que sufran algún revés económico (despido, divorcio -el matrimonio es una institución económica-), accidente laboral incapacitante, etc., … serán los primeros en quedarse fuera o, en el mejor de los casos, en el «borde» del sistema.
Es cierto también que ese mismo proceso (el del incremento de gente excluída del sistema -desempleados, jóvenes sin acceso al empleo, etc.- o pobre aunque aún permanezca en el sistema -uno de cada ocho trabajadores es pobre-) fuerza, por la estructura piramidal del sistema, a que los recursos con los que cuenta el aparato que ejerce el poder cada vez sean menores, con lo que el «alcance» de ejercicio de ese poder, también irá menguando (aunque harán todo lo posible para salvaguardar a las élites económicas a las que sirven y preferirán invertir en material para policías anti-disturbios que en sanidad…).
Bien, vale. Todo eso, que es más o menos lo que cuenta Manu en el mensaje anterior… es cierto.
Pero ahora toca meterle tiempo y trazar curvas… y aquí es donde nos viene bien recordar otros procesos de colapso históricos…
Será inevitable una dualización de la sociedad… pero no va a ser numéricamente estable. El goteo de los incluídos en el sistema hacia los excluídos del sistema, será constante. Y eso terminará por generar una masa crítica que decida colaborar entre sí y empezar a funcionar de formas distintas… Tenemos los ejemplos de las nuevas comunidades agrarias generadas tras el colapso romano en Iberia, el fraccionamiento del mundo maya en tribus que dejaron de ser urbanas y volvieron a la selva o crearon pequeñas comunidades agro-ganaderas, el cambio radical en el uso del suelo y en las profesiones en el último siglo del acosado reino nazarí, o, más recientemente, la transformación de las «dachas» rusas en granjas y el establecimiento de redes de solidaridad -frecuentemente con el vínculo familiar como excusa y/o razón-, y, el surgimiento de comunidades y servicios auto-gestionados en la Grecia caída en desgracia…
Dada la progresividad de este proceso… vamos a tener que añadir la influencia de otros aspectos. Entre ellos, el incremento de mortalidad que se espera, no tanto por guerras o incremento de la delincuencia… sino por el propio envejecimiento de la población, especialmente en las sociedades más opulentas. Que, va a generar situaciones bien distintas: las regiones que mantengan una tasa de reposición… podrán defender su territorio y sus recursos, por ejemplo. Las que no… probablemente serán invadidas por desplazados climáticos o por «seducidos» por el estilo de vida occidental… o su recuerdo. Estas «invasiones» podrán ser pacíficas o no, pero lo que importa a nivel ecosistemático -porque somos una pieza del ecosistema y dependemos de él-, es que los que lleguen encuentren gente capaz de transmitir los conocimientos necesarios para gestionar los ecosistemas y poder mantenerlos. En caso contrario, a la crisis socio-económica-civilizatoria, habrá que añadir una gran crisis ambiental que disminuirá aún más el acceso a recursos básicos. Estos países tendrán serios problemas (y algo ya de esto ya venimos viendo desde la penetración masiva de «urbanitas» en la selva lacandona que dio lugar a la insurgencia liderada por Marcos, o, a los contínuos conflictos entre poblaciones indígenas y no indígenas en buena parte de la región amazónica o en algunas áreas africanas y sudasiáticas). Con todo, el gran peligro del incremento (bastante elevado) de mortalidad que se espera por simple envejecimiento de la población en las próximas tres décadas, y especialmente, a partir de mitad de este siglo, lo que va a suponer es otra «constante» en los colapsos civilizatorios: y es la pérdida de recursos culturales básicos (como por ejemplo, las adaptaciones locales a la gestión y cuidado de ecosistemas intervenidos o agro-sistemas, o, simplemente, las pautas culturales de «buena vecindad» -en realidad, capacidad de auto-gestión-, que pueden ser vitales para ensayar transiciones más tranquilas, a pesar del ambiente general de inestabilidad).
Si bien es cierto que en estos inicios del colapso, el dinero se volverá el único dios verdadero… conforme avance el proceso, el agnosticismo y el ateísmo económico se irán imponiendo. El dinero… no se come. El valor residirá en la capacidad de intercambiar bienes útiles y en la capacidad de cooperar para prestarse mutuamente servicios útiles (como las patrullas de granjeros rusos defendiendo sus cultivos durante el colapso soviético, o la figura del agricultor-soldado de la revolución sandinista). No habrá que pagar por «seguridad»… necesariamente (quizá sí, en los entornos urbanos, pero resurgirán los entornos rurales, como en toda transición post-colapso, y simplemente, la gente se organizará para prestarse servicios de interés común). La justicia (o la administración de justicia, como el resto de administraciones) tendrá cada vez los brazos más cortos… por escasez de recursos. Y muchas poblaciones tendrán que auto-organizarse (como en la España entre la posguerra y el inicio del desarrollismo).
En resumen, la transición inherente al proceso de colapso socio-económico-civilizatorio no tiene por qué ser dramática… Dolorosa, sí. Pero no traumática en exceso, a nivel global.
Otra cosa… es si vamos a ser capaces de adaptarnos a la transición climática en la que ya estamos inmersos… Y ahí sí que vamos a tener que echar el resto… Comparado el colapso de nuestra civilización con el de nuestro clima, el primero se queda en un chiste…
Preguntas: ¿qué dirán los líderes de la izquierda, etc?
Tú mismo te das la respuesta.
Pregunto: ¿qué dirán los líderes de la derecha, etc.?
Parafraseándote: No es una pregunta retórica. Y al mismo tiempo, es una pregunta tan inútil como la tuya. Es pretender saber que piensan hacer esos que, autoproclamándose de izquierdas o de derechas, ostentan en un momento dado –brevemente– el poder y que por ello tienen la capacidad –cada vez más cuestionada– de decidir por todos nosotros.
Y dicho sea de paso, y a pesar de que niego toda retórica tanto en tú pregunta como en la mía, nada espero cómo respuesta. Ambos, creo, sabemos que son preguntas que caerán en saco roto. Ya lo estamos viendo: los discursos de uno y otro lado de ESE espectro político son discursos del siglo XX, –aún más, del XIX, dependiendo de quien tome la palabra–, y se extienden en conceptos que sabemos obsoletos –que saben que son obsoletos– y que repiten como si de un mantra se tratara:
Crecimiento
Riqueza
Empleo
Estabilidad
Cambios estructurales
Sistema financiero
Medidas marco
Reforma laboral
Trabajo
Capital
Gasto público
Innovación
:
:
Crecimiento
Riqueza
Empleo
Estabilidad
:
Una
y
otra
vez
:
Día tras día.
Y mientras tanto, los recursos se agotan, la diversidad biológica desaparece, el clima cambia.
Seguiremos así y llegará el día en que Tierra se deshaga de esta tan terrible enfermedad de la Primatemaia Disseminata.
No creo que sea tan inútil preguntarnos qué harán unos y otros llegados ese día. Nos sirve, a modo de herramienta de escenarios, para pensar qué hacer nosotros (p.ej. a la hora de optar por cómo relacionarnos con ellos, qué fuerzas volcar en nuestra actividad de lobbying ecosocial en esas fuerzas —las de izquierda, me refiero—, cómo orientar nuestras propuestas y actitudes hacia ellos, etc.
Es fácil verlo así, Pepe, como lo veía Lovelock, pero yo soy más de la visión de que el problema no es la especie Homo sapiens sino la Homo colossus, como decía William Catton; o dicho de otro modo, la civilización industrial. Es aunque la figura de plaga es adecuada, y de hecho la he usado en mi libro Nosotros, los detritívoros, como bien sabes, la metáfora más útil creo que es la de cáncer, aplicado al capitalismo-industrialismo, lo cual nos permite pensar en curarnos extirpando o atacando esas células, privándolas de la sangre (energía, ¿dinero?) que necesitan para continuar extendiéndose… y ahí nos encontraremos con las propuestas de gente tan necesaria como Ted Trainer, Carlos de Castro, etc.
Y ¿no sería preferible simplemente invertir las ayudas públicas a las familias numerosas y comenzar a apoyar a las familias mínimas y aun más a las familias sin hijos? Es decir, recibir ayudas por no procrear. Y si se tienen hijos, perderlas o quizás hasta devolverlas.