Para saber que está el terreno abonado para un nuevo tipo de fascismo posmoderno no hace falta más que darse una vuelta por las redes sociales y ver la actitud de la gente con sus semejantes cuando se sienten amparados por el anonimato o simplemente por esa barrera de impunidad que sugiere la pantalla. Tenemos ante nosotros un caldo de cultivo simplemente perfecto para los comportamientos totalitarios, insolidarios, antidemocráticos, egoístas y anuladores del Otro.
(Parece ironía de la estupidez humana y sarcasmo de nuestra historia, repetida como farsa, que el símbolo por antonomasia del comportamiento de los usuarios de Facebook, el pulgar hacia arriba, en realidad significase la condena a muerte del prójimo, el infesto pollice de los romanos, la espada desenvainada del gladiador, simbolizada virtualmente por la plebe.)