Imaginemos que nuestra civilización industrial es un ordenador que, a lo largo de los años, ha ido aumentando en su capacidad de procesamiento, velocidad, sofisticación y capacidades. En paralelo se ha ido actualizando el software pero siguen siendo versiones sucesivas del mismo viejo sistema operativo: ahora vamos por la Capitalcracy 20.16.
Las élites al mando de la Unidad Central de Proceso que dirige los procesos del ordenador quieren que todo siga más o menos igual. Una parte de nosotros intenta introducir por los diversos puertos de entrada modificaciones mayores o menores al software, sustituir un sistema operativo totalmente diferente, o incluso algún troyano que abra una puerta trasera para hackear el sistema… De tal manera que el mismo hardware funcione de otra manera, para el beneficio de todos y no sólo de unos pocos. Pero…
…lo más jodido de todo es que la fuente de alimentación está a punto de fallar y no hay recambios. Por si fuera poco, la temperatura ambiente está a punto de sobrepasar el rango de funcionamiento del equipo y eso causará graves problemas adicionales. Y, contra todo eso, no hay nuevo sistema operativo ni botón de reset que sirva.