Desde los movimientos de las Transition Towns, de las ecoaldeas o quienes optamos por la deserción y el éxodo económico, sospecho que estamos incurriendo en el mismo tipo de error que denunciamos en la economía convencional cuando se considera separada y no afectada por lo que sucede en los ecosistemas donde —pese a negarlo— se halla inscrita.
El Caos Climático, una guerra nuclear, un golpe de Estado, leyes autoritarias puestas en vigor en el lugar donde estamos, la contaminación química o biológica… son algunos de los aspectos que se puede decir que consideramos externalidades, al renunciar a actuar sobre ellos, para evitarlos y/o combatirlos.
Es una razón de peso para optar por las estrategias duales y para no quedarse en casa en próximo 20 de diciembre ni en ninguna cita electoral donde tengamos opción de actuar —aunque sea mínimamente— en esos niveles macro, exteriores pero interrelacionados con nuestros proyectos micro de trasformación desde abajo. Estamos insertos en Estados, lo queramos o no, y en una biosfera que se ve afectada por las políticas decididas —entre otros— por esos Estados.
Recordamos estos comentarios de Carlos de Castro a partir de una conferencia de Jorge Riechmann (dos personas que son referentes imprescindibles para mí acerca de la cuestión del colapso):