El ser humano moderno (y posmoderno) se cree muy listo, excepcional, por encima del mundo natural. Sin embargo nos dedicamos constantemente a imitar arquetípicos comportamientos animales: el no-querer-saber de las avestruces, el machoalfismo de los (otros) grandes simios, el gregarismo de las ovejas, la voracidad de las langostas, la crueldad de lobos, hienas, tiburones o buitres… Pese a eso, sin duda, a quien mejor imitamos como especie no es ningún ser del Reino Animal, sino un hongo: las levaduras del mosto.
(Fuente de la imagen de cabecera: Wikimedia Commons.)