Our industrial civilization is like a gigantic strawberry plant growing for quite long in a pot full of rich manure. But the pot is a closed container and eventually the plant will reach its limits; soon, the substrate will be exhausted and, without nutrients, the enormous plant will surely die. Petroleum and methane are our nitrogen; metal ores and other critical minerals are our potasium; phosphorus… well, phosphorus is our phosphorus too in the industrial agriculture, and it’s starting to deplete. And this plant is running too short of all of them.
Our strategy should be the same that real strawberries have in nature: they cast out a part of themselves, reaching out for new niches where a future new plant will develope independently from its mother plant: it’s called a runner. So, we should be the runners out of this dying civilization, taking roots outside the depleted pot of fossil fuels and industrial materials, and starting again to spread over our primal soil, from which the industrial gigantic strawberry first came, as a runner itself, back then at the dawn of Industrial Revolution. Our little energies should be best invested in this stoloniferous approach than in trying to save the unsustainable original plant.
We’d better have a lot of different runners, growing from all sides of the mother plant, each trying a different local new substrate but all of them rushing to root soon before the mother plant is completely dead, so we can let our connection with it just die.
Let’s be the post-industrial runners, let’s be the stolons out of this dying civilization!
Nuestra civilización industrial es como un gigantesca planta de fresa que ha crecido en una maceta repleta de rico abono. Pero la maceta es un recipiente finito y llegará el momento en que la planta alcanzará sus límites; pronto, se agotará el sustrato y, sin nutrientes, la enorme planta morirá sin remedio. El petróleo y el metano son nuestro nitrógeno; las minas de metales y otros minerales críticos son nuestro potasio; el fósforo… bueno, el fósforo es también el fósforo en la agricultura industrial, y está comenzando a agotarse. A esta planta se le están acabando todos ellos.
Nuestra estrategia debería ser la misma que la de las fresas reales en la naturaleza: emiten fuera parte de sí mismas en busca de nuevos nichos donde una futura planta podrá desarrollarse de manera independiente de su planta madre: es lo que llamamos un estolón. Así pues, deberíamos ser los estolones que abandonen esta civilización moribunda, enraizándonos más allá de la agotada maceta de los combustibles fósiles y los materiales industriales, y comenzando de nuevo a extendernos sobre el suelo originario, el mismo del cual surgió la propia fresa industrial gigante, ella misma un estolón, allá por los albores de la Revolución Industrial. Nuestras escasas energías estarían mejor invertidas en esta estrategia estolonífera que en el inútil intento de salvar la actual e insostenible planta.
Lo idóneo sería que tuviésemos multitud de diferentes estolones, surgiendo de todos los lados de la planta madre, cada uno intentando enraizar en nuevos sustratos pero todos ellos apresurándose por hacerlo antes de que la planta madre esté completamente muerta, de modo que podamos dejar que nuestra conexión con ella simplemente se seque.
¡Seamos los estolones postindustriales, seamos los estolones que abandonen esta civilización condenada!
[…] Se cabe facer algo non é salvar este mundo, senón crear outro que habitarmos. […]
[…] Insisto: no propongo una renuncia a la lucha sino un radical replanteamiento de las estrategias para ajustarlas a un escenario más realista, aunque inevitablemente más dramático. Dejar de luchar contra el colapso puede parecer a muchos una amarga rendición —ya lo advertía Kingsnorth— pero asumir el colapso como salida puede abrir perspectivas que nunca antes estuvieron a nuestro alcance, seguramente muy diferentes a las que anhelábamos hasta ahora pero no necesariamente peores. ¿Qué puede ser más movilizador que el llamamiento a crear un nuevo mundo, por más que implique dar este por perdido? […]
[…] para un post no meu blog (de próxima […]
The Collapse is already here. The outmost leaves are drying out, the Plant’s sacrifice to extend a little longer its existence. Time is running out for the stolons.
This biological metaphor is quite close to that of the amoeban movement. I think it was David Holmgren who said that society progresses or changes direction by its margins, just like amoeabas do: https://en.wikipedia.org/wiki/Amoeba
We might be the pseudopodium that makes a part of the cytoplasm displace in one direction, towards a margin of society, and then the rest (the main mass) goes there following.
The main difference, nevertheless, could be that in the strwaberry metaphor, the main part of the old society dies out, while the amoeba remains alive in its wholeness, though changing direction, leaded by it pseudopodia.
La estrategia de la fresa parece ser una de las más antiguas de la vida en la Tierra. Quizás no sea mala idea aplicarla a esta necesaria transición: http://elpais.com/elpais/2015/08/03/ciencia/1438592869_406632.html