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La quinta libertad, un libro de Chomsky que sigue vigente

[Publicado en Redsistencia y previamente en Synapsis]

Este libro de Chomsky fue publicado en 1985, pero lo que nos cuenta sigue estando de plena vigencia. Ayer fue Centroamérica: hoy, Oriente Medio.

A continuación reproducimos parte del artículo que fue publicado previamente por el webzine Synapsis en Mayo-2000.


Un repaso al comportamiento y motivaciones del dueños del mundo, el Imperio que ha vencido la Guerra Fría por abandono del contrario: los Estados Unidos de América.El autor es Noam Chomsky, erudito estadounidense de la lingüística, la semiología y conocido también de los informáticos por las aplicaciones de sus estudios a dicha ciencia; sin embargo es su faceta de analista de política internacional y luchador por la Paz y la Libertad la que nos interesa en este caso.

A continuación os ofrecemos una serie de citas escogidas de este libro, que pese a haber quedado desfasado (data de 1985) en ciertos aspectos, en otros es de imperecedera actualidad porque nos destapa la
historia y motivaciones ocultas de los pretendidos bienhechores y salvadores de la Humanidad. Leed el libro y luego comparad con la imagen que nos están metiendo en la cabeza a base de medios de comunicación y esa poderosa industria colonizadora llamada Hollywood.

El título hace referencia a la que el autor llama quinta libertad que consistiría en libertad de saqueo y explotación y que estaría por encima de las otras cuatro, conocidas en el ámbito anglosajón como freedom of speech, freedom of worship, freedom from want, and freedom from fear y que supuestamente han sido la guía de la intervención estadounidense en el mundo desde hace décadas.

En palabras del escritor y periodista gallego Manuel Rivas, “este libro que estalla en las manos muestra la hipocresía de los poderosos que agreden sistemáticamente a las naciones débiles, mientras invocan
fantasiosos peligros de agresión”. Pero ahora demos la palabra a Noam Chomsky:


(…) nuestras propias acciones o nuestra aquiescencia pasiva
contribuyen sustancialmente a la miseria y la opresión(…)
Una característica particular y específica de los Estados Unidos
es el alto grado de conciencia de clase existente entre las
clases empresariales, el bajísimo nivel de conciencia de clase
(…) de los trabajadores (…)

(…) el típico dispositivo de penetración de la propaganda
oficial en las páginas de noticias, mediante una elección
selectiva de las fuentes y vagas referencias de procedencia
desconocida.

Resumiendo, las atrocidades cometidas por los clientes
estadounidenses se reducen con un factor 100, eludiendo el papel
crucial de los Estados Unidos (si es que en algún caso se
menciona), mientras que las poco comparables atrocidades de los
enemigos oficiales se multiplican por un factor similar, con un
enorme coro de virtuosa indignación, y generalmente dejando al
margen el papel que los Estados Unidos juegan en la sombra.

(…) el gobierno norteamericano está resuleto a devolver a los
refugiados procedentes de las cámaras de los horrores a las
manos de sus torturadores, en un acusado contraste con el
tratamiento que da a otros refugiados, cuyos sufrimientos (…)
pueden utilizarse ideológicamente.

(…) una guerra de agotamiento, y la comida (…) se ha
convertido también en un arma; una de las antiguas
especialidades estadounidenses, que se remonta a las guerras
contra los indios y que fue empleada con gran eficacia en
Vietnam. [El Salvador]

Amplios sectores de la población campesina, indios en su
mayoría, empezaron a prestar su apoyo a las guerrillas después
de que el gobierno aplastara sus esfuerzos pacíficos para
superar las condiciones de semiesclavitud y miseria, a cuya
creación habían prestado una notable y persistente colaboración
los Estados Unidos. [Guatemala]

No resulta sorprendente que los grupos de derechos humanos
aludan a la administración Reagan como “defensora de algunos de
los peores horrores de nuestros tiempos”.

(…) esa carne se convierte en hamburguesas, perros calientes y
comida para animales domésticos en los Estados Unidos. Los
bosques han sido destruidos para dejar paso a los pastos para el
ganado (…)

Cuando la tierra esté ya agotada y devastada, podremos tolerar
la victoria de cualquier futuro movimiento guerrillero y
denunciar su fracaso para llevar adelante un desarrollo
económico real, otra prueba de las perversidades del comunismo.

Cada día mueren cuarenta mil niños a causa de la desnutrición y
de las enfermedades resultantes del hambre y de las privaciones.
Nosotros colaboramos a asesinarles con políticas encaminadas a
producir esas consecuencias previsibles.

La noble retórica permanece impoluta en el discurso occidental
(incluyendo a la mayoría de los intelectuales). Pero la gente
menesterosa y doliente tiene una idea mucho más clara de la
realidad siempre enmascarada.

(…) Roosevelt hablaba de las “cuatro libertades”, pero no de
la quinta y más importante: la libertad de saquear y explotar.

(…) sólo se manifiesta una súbita y breve preocupación por la
otras formas de libertad cuando la quinta y fundamental está
amenazada.

(…) la historia nos sugiere una imagen diferente: que la
política estadounidense no se ha mantenido neutral en esas
cuestiones: ha tratado por el contrario de destruir los derechos
humanos, de disminuir los niveles de vida y de evitar la
democratización, con frecuencia con una pasión y una violencia
considerables.

(…) el compromiso con esos valores suele estar en
contradicción con la “quinta libertad”, cuya preservación
precisa por lo general de unas medidas que tienden a lesionar
los derechos humanos y el nivel de vida. Cuando los gobiernos
toman iniciativas significativas hacia la democracia,
acostumbran a ser más receptivos a las necesidades internas,
poniendo en peligro nuestro control de los recursos humanos y
materiales (…)

(…) la idea según la cual el gobierno tiene una
responsabilidad directa en el bienestar del pueblo es sinónimo
de comunismo en la teología política estadounidense (…)

Es probable, empero, que se conviertan en clientes de la Unión
Soviética, por la sencilla razón de que no tienen a nadie más a
quien acudir para que les proteja de la violencia que se
desencadena contra ellos con regularidad.

(…) el boicot cubano (…) hizo aumentar la dependencia de
Cuba con respecto a la Unión Soviética.
Norteamérica (…) ayudó a crear un bloque chino-soviético, en
absoluto inevitable (…)

No tiene sentido perder el tiempo explicando pacientemente a
nuestros líderes que las políticas que siguen son incoherentes
con los principios que pregonan; ya son conscientes de este
hecho sin nuestra ayuda.

(…) Indochina no constituía en sí misma objeto de
preocupación: su importancia derivaba del contexto de la teoría
del dominó. (…) de no detenerlos allí desembarcarán en
California (…)

(…) los Estados Unidos lograron sus objetivos principales en
Indochina; es un error describir, como se hace a veces, la
guerra del Vietnam simplemente como una “derrota” norteamericana

(…). La devastación de Indochina por la violencia de los
Estados Unidos garantiza que esta zona no será durante mucho
tiempo un modelo a seguir (…)

(…) hay que lograr que Nicaragua dependa de la Unión
Soviética, para justificar así que se la ataque para castigar su
violación de la “quinta libertad”.

Si algún país pobre y marginal empieza a utilizar sus propios
recursos humanos y materiales, y acomete programas de desarrollo
basados en las necesidades de su población, otros países pueden
preguntarse a su vez, ¿por qué no podemos hacer lo mismo nosotros?

(…) la mayor agencia propagandística del gobierno, el Comité
de Información Pública (Committee on Public Information)
descubrió que uno de los mejores métodos para controlar la
información consiste en inundar los canales de noticias con
“hechos”, o cualquier cosa con la rúbrica de información
oficial. Hay poca gente dispuesta a llevar a cabo la tediosa
tarea de refutar el constante flujo de mentiras; en cualquier
caso tales personas tienen un acceso limitado al público y
siempre pueden ser descalificadas acusándolas de disculpar al
enemigo y sus crímenes.

Estas son algunas de las reacciones que puede esperar cualquiera
que asuma la tarea de criticar la conducta del Estado o de las
instituciones domésticas, si es que la crítica no se ignora lisa
y llanamente, cosa relativamente sencilla en una sociedad
profundamente adoctrinada, en la que el poder privado puede
asegurar un control bastante efectivo de los medios de comunicación.

(…) saben muy bien que las repetidas acusaciones que reciben
una amplia publicidad crean una imagen perdurable, aunque esas
acusaciones se desmientan punto por punto en análisis críticos
que, posteriormente, pueden reseñarse en las últimas páginas.

(…) los abusos contra los derechos humanos y los principios
democráticos, a veces reales, no son la verdadera causa de la
oposición de los Estados Unidos a Cuba y Nicaragua, lo que
resulta obvio dado el apoyo de este mismo país a regímenes mucho
más violentos.

(…) la guerra de baja intensidad encaminada a asegurar el
descontento, el sufrimiento, la imposibilidad de llevar a cabo
cualquier programa constructivo y a incrementar el poder de los
elementos más duros, así como su dependencia del bloque
soviético, proporcionando una justificación retrospectiva apara
el ataque.

Las formas democráticas sólo se consentirán en la medida que
contribuyan al mantenimiento de la “quinta libertad”; en caso
contrario, aparecerán el terror y la tortura de estado.

Los Estados Unidos han estado atormentando a América Central y
al Caribe durante más de un siglo (…)

El imperio del mal cambia; las razones básicas y la credibilidad
de las excusas, no.

(…) la actividad política de los habitantes de un país que
ocupamos se considera una agresión contra nosotros tal que
justifica una acción militar (…)

El derecho internacional cuenta con suficientes rendijas que
permiten a las grandes potencias hacer lo que les parezca; de
otra manera no lo habrían ratificado.

Así pues, el imperio de la ley no se aplica en el caso de los
Estados Unidos y sus clientes, ni tampoco en el de la Unión
Soviética u otras potencias violentas que sólo observan el
imperio de la fuerza.

Un manual del ejército de los Estados Unidos sugería que las
fuerzas de seguridad se hicieran pasar por fuerzas de la
guerrilla para realizar acciones terroristas contra la población

(…)

(…) una mejora en la educación podría provocar que la gente
fuese más consciente de lo desesperado de su situación… y más
sensible a la agitación comunista.

(…) como el terror de estado socava las oportunidades de
desarrollar organizaciones pacíficas o una acción política
significativa, sus víctimas también sucumben o evolucionan hacia
la violencia.

(…) los Estados Unidos son uno de los mayores centros del
terrorismo internacional (…)

Israel proporcionó a la “contra” varios millones de dólares de
ayuda, (…) ayuda que pudo ser restituida mediante la elevada
contribución financiera de los Estados Unidos a Israel, que no
tiene que pasar por el Congreso.

El recurso a insinuar la “línea del partido” mediante una
cuidadosa selección de las fuentes que se citan es una de las
técnicas habituales de la “Agitprop” occidental. Los periodistas
no son objetivos si expresan sus propias opiniones; así pues,
para satisfacer las premisas de la prensa libre hay que dar
algunos rodeos, como citar con frecuencia por ejemplo a quienes
expresan las doctrinas aprobadas y evitar cuidadosamente las
otras alternativas.

(…) los campesinos dominicanos fueron expulsados de sus
tierras, y se incendiaron los pueblos para favorecer a las
compañías azucareras extranjeras, en su mayoría norteamericanas.

(…) la historia se empeña en mostrar que los Estados Unidos,
mucho más que cualquier otra potencia, siguen los intereses de
sus propias élites dominantes (…)

Una vez el país estuvo desmoralizado y sometido al control de
las empresas y de las fuerzas de seguridad norteamericanas, los
Estados Unidos tuvieron la “gentileza” de tolerar unas
“elecciones libres”, e incluso la elección de socialdemócratas,
tras haber eliminado todas las posibilidades de un cambio
social. [Rep. Dominicana]

(…) el ejercicio del poder por parte de los Estados Unidos
corresponde al patrón histórico de los estados hegemónicos
violentos.

Según los parámetros de quienes disculpan las atrocidades
estadounidenses, cualquier dirigente de ese país debería
comparecer ante un tribunal de justicia para responder de los
crímenes contra la paz, y según el derecho internacional, casi
todos los países del mundo podrían, o incluso estarían
“obligados”, a atacar a los Estados Unidos en defensa propia.

(…) unas 140.000 personas habían sido eliminadas por los
gobiernos instalados y mantenidos en el poder por los Estados
Unidos, desde que éstos derrocaron la democracia guatemalteca en
1954 (…)

La zona del Caribe y de América Central se ha convertido en una
cámara de los horrores, con la constante intervención de los
Estados Unnidos para mantener las cosas en su lugar.

La preocupación fundamental de la política exterior
estadounidense es el clima favorable a sus operaciones
empresariales (…) Pero en el Tercer Mundo la mejora del clima
inversor suele conseguirse mediante la destrucción de las
organizaciones populares, la tortura de los dirigentes obreros y
campesinos, el asesinato de los clérigos comprometidos en las
reformas sociales, y con los asesinatos y la represión
generalizados: la función del terrorismo de estado es mantener
un bajo nivel de participación popular, limitar los servicios a
las clases bajas y congelar las estructuras que habían creado,
es decir, mantener una privación para las clases con menor nivel
de renta.

(…) cuestiones tan elementales como la relación de las
corporaciones con el diseño de la política internacional son
prácticamente un tabú en la biblografía sobre relaciones
internacionales y política exterior de los Estados Unidos.

(…) los Estados Unidos se han opuesto por todos los medios, y
con frecuencia violentamente, a la democracia parlamentaria
formal cuando los resultados que esperaban obtener no estaban
garantizados (…)

(…) los Estados Unidos masacraron a cientos de miles de
filipinos durante la conquista de las islas (en la que
denominamos “guerra hispano-americana”) (…)

(…) la guerra, al estilo inglés, es una forma de exterminio
cuyo primer objetivo son las mujeres y los niños, utilizando
unos métodos que habían sido perfeccionados en luchas anteriores
como el asesinato de los irlandeses, que también eran unos
“bárbaros salvajes” que merecían su suerte.

(…) nuestra cultura intelectual está construida sobre las
bases de la hipocresía y de la cobardía moral.
¿A qué se debe toda esta elaborada ficción sobre nuestra
benevolencia y nuestra preocupación por los derechos humanos, la
democracia y el bienestar, si continuamos asesinando a las
poblaciones autóctonas?

Si esa gente a la que se dirigen supiese la verdad sobre las
acciones que apoyan o que toleran pasivamente no les permitirían
seguir adelante. Por esa razón tenemos que vivir en un mundo de
mentiras y de fantasías, según el principio orwelliano de que la
ignorancia es poder. Las víctimas reales de la “agonía
estadounidense” son los millones de personas atormentadas y
dolientes de gran parte del Tercer Mundo. Nuestras instituciones
ideológicas altamente refinadas nos protegen para que no veamos
su desesperada situación ni nuestra contribución a su
mantenimiento. Si somos honestos y tenemos la suficiente
valentía moral, no dejaremos pasar ni un día más sin escuchar el
llanto de la víctimas.

(…) nos aislamos de la espeluznante realidad. Actuando así,
nos sumimos en un nivel de depravación moral que tiene pocos
equivalentes (…) poniendo la base de nuestra propia destrucción.

El “nacionalismo radical” es otro de los curiosos términos de la
teología política estadounidense, como “comunismo”,
“estabilidad”, “contención”, “democracia”, “agresión” (…) y se
opone al “nacionalismo moderado”, chicos obedientes, como debe ser.

(…) los factores que gobiernan el sistema militar son
impermeables a la opinión pública (…)

(…) los que estén dispuestos a hacerlo, y a extraer las
conclusiones que permitan pasar a la acción, no gozarán de gran
popularidad entre los grupos de élite. Deberán renunciar a la
respetabilidad, al prestigio, a las subvenciones
institucionales, al acceso a los medios de comunicación y a
otras prebendas que proporciona la obediencia a los principios
fundamentales del sistema doctrinal.

Así, Hitler se apoderó de los Sudetes, invadió Polonia y llevó a
cabo el holocausto por razones defensivas (…). No hay
prácticamente nada que no haya sido racionalizado en nombre de
la seguridad y la defensa.

(…) los Estados Unidos acabaron la [segunda] guerra [mundial]
en una posición de predominio mundial sin precedentes históricos
y con la firme determinación de mantener tal posición. El marco
geopolítico desarrollado por los planificadores (…) permanece
invariable, incluyendo la santificación de la “quinta libertad”
y el compromiso de “mantener la disparidad”, recurriendo si es
preciso a medidas extremas y evitando que el “contagio” de los
avances independentistas “infecte” a otras regiones.

La propuesta de Stalin en 1952 de establecer una Alemania
desmilitarizada y unificada mediante unas elecciones
supervisadas internacionalmente (que los comunistas estaban
seguros de perder), fue rechazada en favor del rearme alemán en
el marco de una alianza militar occidental.

La CIA ya advirtió en 1947 que “el mayor peligro para la
seguridad de los Estados Unidos es la posibilidad de un colapso
económico en Europa occidental y el consiguiente acceso al poder
de elementos comunistas”.

En pos de sus auténticos objetivos geopolíticos globales, tras
la liberación los Estados Unidos se dedicaron a una tarea aun
más importante: la de dispersar o destruir la resitencia
antifascista en favor de otros elementos más fiables, a veces
colaboradores de los fascistas.

(…) nuestras instituciones ideológicas evitan que percibamos
el modelo sistemático del comportamiento de los Estados Unidos
en las regiones bajo su control, así como que comprendamos las
razones del mismo.

El ejército británico tomó posesión de Grecia tras la retirada
de los nazis, desplazó a las guerrillas griegas e impuso un
régimen brutal y corrupto, que provocó una nueva resitencia

(…). Los Estados Unidos (…) irrumpieron en el conflicto en
1947, desencadenaron una feroz guerra de contrainsurgencia (…)
masacres, torturas, expulsiones, campos de reeducación (…)

recibió el apoyo de personajes como el rey Pablo (…)
colaboradores incondicionales de los nazis (…) creando una
sociedad en la que las empresas estadounidenses y las élites
empresariales griegas prosperaron mientras gran parte de la
población trabajadora tuvo que emigrar para poder subsistir.

(…) en Europa los Estados Unidos se encargaron de abortar
cualquier paso hacia formas de “capitalismo nacional” (no
hablemos de socialismo) que pudiera llegar a independizarse del
orden mundial controlado por los Estados Unidos.

Cuando ya estaba cercano el fin de la Alemania nazi, sus
principales dirigentes se prepararon para el periodo de la
posguerra, intuyendo que aliándose con los Estados Unidos
podrían resucitar su cruzada antiblochevique a la vez que
salvarían sus vidas y sus fortunas, y algunos esperaban que
quizá podrían incluso restaurar el fascismo en todo el mundo.

(…) la CIA se dedicó a operaciones secretas, entre las que se
encontraban “el apoyo al terrorismo en todo el mundo” (…) y
fundamentalmente la subversión, cuyo objetivo principal eran los
gobiernos democráticos que parecían alejarse del control de los
Estados Unidos.

(…) el Pentágono se ha convertido en nuestro sistema de
intervención estatal en economía. El Estado recurre con
regularidad a este método cuando hace falta “poner en marcha
otra vez al país”, “reindustrializarlo” (…) el dispositivo que
mejor se ajusta las necesidades del poder y de los privilegios
existentes es lo que a veces se denomina “keynesianismo
militar”: la creación de un mercado de alta tecnología
garantizado por el Estado, con una producción que se desecha
rápidamente por obsoleta; a saber, la producción de armamentos.

Los planes del gobierno y de los empresarios son de corto
alcance; de las amenazas a largo plazo se ocupa no se sabe
quién. Esto es lo que se puede esperar en una sociedad
competitiva en la que quienes no se dediquen a conseguir
ventajas a corto plazo no podrán llegar al final de la competición.

Con un sistema de propaganda que funcione adecuadamente se puede
hacer que el pueblo estadounidense “comprenda” algo que es
totalmente falso y que el sistema de subvenciones públicas y
beneficios privados pueda continuar.

Sería raro que un líder político pudiera encararse con el pueblo
diciendo que los pobres han de sobornar a los ricos, que
controlan las inversiones, en pro del beneficio último de la
economía. No obstante, se puede movilizar al ciudadano a hacerlo
por miedo a que el gran enemigo nos destroce. Kennedy intentó
otro método, el del programa del hombre-en-el-espacio,
presentado en términos cuasi militares de grandez ancional, pero
la gente pronto se cansó de mirar las heroicas figuras que
caminaban en la Luna; y de ahí que el método pronto fuera
abandonado. Los gastos militares no tienen este defecto, siempre
que el personal esté lo suficientemente aterrorizado.

(…) el movimiento en pro del desarme debe hacer de tema de la
reconversión económica la cuestión central de su agenda.

(…) 125 ó más conflictos militares desde la segunda guera
mundial, de los cuales un 95% se han desarrollado en el Tercer
Mundo (…) con una proporción del 79% de intervenciones
realizadas por las potencias occidentales y un 6% por las
potencias comunistas.

Tenemos la responsabilidad de tratar de proetger a los pueblos
que están cruelmente oprimidos y debemos conservar la esperanza
de crear un espacio en el que quizá podamos trabajar en favor de
unos camabios institucionales más profundos, que nos lleven a
las raíces del problema.

(…) el sistema político excluye con eficacia las críticas de
principio de las instituciones públicas o privadas del estado
capitalista, cuando el control sobre la economía y las
comunicaciones está concentrado en las manos de una pequeña
élite de propietarios y administradores que en lo fundamental
comparten los mismos intereses (…). En estas condiciones, los
límites para la acción son estrechos, aun cuando no se recurre a
la violencia de estado para asegurar que estas condiciones no se
transgredan.

(…) el capitalismo y la democracia son incompatibles, si por
“democracia” entendemos un sistema de genuina participación
popular a la hora de determinar las condiciones de la vida social.
El ejemplo de El Salvador y muchos otros ilustran la aversión y
el temor que la democracia provoca en las élites dominantes
estadounidenses, así como la capidad que tiene una gran potencia
para trasladar las cuestiones del campo de la lucha política, en
el que es débil, al del conflicto violento. Este caso (…)
ilustra la impresionante capacidad de nuestras instituciones
ideológicas para eliminar las verdades incómodas de la historia.

(…) el “conservadurismo” moderno revela ser una forma de
defensa del poder y de la violencia de estado dedicada a
asegurar la posición de privilegio de las élites empresariales,
forma que Bertram Gross ha definido con el apelativo de
“fascismo amistoso”.

(…) los sindicatos son las únicas organizaciones que en una
democracia capitalistas proporcionan alguna vía para que la
gente de recursos limitados intervenga de manera significativa
en el sistema político (…)

(…) los demócratas sólo se responsabilizan algo más que los
republicanos de los “intereses especiales”, pues el partido está
dominado por otros sectores de la comunidad empresarial y
financiera.

(…) en una democracia capitalista (…) los intereses de los
propietarios y de los administradores son los “intereses
generales” (…). La población en general, sin embargo, no tiene
otra misión que la de satisfacer las necesidades del poder
privado, razón por la cual constituye un “interés especial”.

Hay que mencionar que las sociedades tecnológicas modernas
altamente adoctrinadas han experimentado un gran retroceso con
respecto a la era medieval, en la que los teólogos daban por
seguro que la herejía debía ser cuidadosamente considerada y
refutada; hoy en día basta con calificarla como tal en términos
“suficientemente amenazadores”.

Podemos hacer una distinción entre el Estado y el gobierno, en
tanto que el Estado es un sistema de instituciones, incluyendo
las instituciones privadas que sientan las bases de la política
pública (…). Este constituye el nexo real del poder decisorio
en la sociedad, incluyendo las inversiones y las decisiones
políticas, y establece el marco dentro del cual se discute y se
decide la política pública. El gobierno está formado por gurpos
que esperan controlar el sistema político, un componente del
sistema estatal en un momento dado. Así las cosas (…) los
medios de comunicación bien pueden ser críticos con el gobierno,
al tiempo que siguen obedeciendo al Estado.

(…) los medios de comunicación corporativos (…) actúan como
instituciones ideológicas del Estado.

En una democracia capitalista, los intereses que deben
satisfacerse con los de los capitalistas: de otra manera no hay
inversión, ni producción, ni trabajo, ni recursos para poder
dedicar, aunque sea de una manera marginal, a las necesidades de
la población en general.

Supongamos que nos preguntamos qué hará un funcionario del
gobierno después de dejar su cargo: ¿él o ella se unirán a un
bufete legal, a un club de milllonarios, a un banco de
inverisones, a un junta directiva, o por el contrario se
convertirán en un obrero no cualificado, un maquinista, un
oficinista o entrarán a servir en alguna casa? La respuesta da
una cierta imagen de a qué grupo está representando ese
funcionario del gobierno.

(…) las virtudes de la manipulación de la conciencia pública
para conseguir los objetivos de los (…) dirigentes (…) una
necesidad en una época de la historia en la que no se puede
utilizar la violencia para controlar a una población que
teóricamente tiene voto en las cuestiones públicas.

La situación de la gente que pasa hambre, de los pobres y de la
gente sin hogar refleja la incapacidad histórica de la economía
estadounidense para proporcionar una vida decente a la mayoría
de la población. Con todas sus inigualables ventajas (extensos
recursos internos, ningún enemigo externo, un copioso flujo de
mano e obra barata y de capital cuando es necesario, un
continente que quedó vacío después de diezmar la población
autóctona, etc.), los Estado Unidos deberían ir, con mucho, a la
cabeza de todos los países en cuestiones tales como índices de
mortalidad infantil, de esperanza de vida y demás indicadores de
la “calidad de vida”. En realidad están bastante al final de la
lista, lo que ilustra el catastrófico fracaso del capitalismo de
estado imperante en el país.

(…) una sociedad capitalista pura (…) En una sociedad de
este tipo todo pasa a ser un bien de consumo, incluso la
libertad: cada uno posee todo cuanto puede comprar (…) Y lo
mismo ocurre con los otros derechos, como la libertad de
expresión y de asociación. Estos derechos adquieren
significación en la medida en que existen recursos para poder
utilizarlos.

En los Estados Unidos (…) la elección se ciñe a dos facciones
del “partido de la propiedad” (…)

(…) el “giro hacia la derecha” de la población no es más que
un mito.

El adoctrinamiento es a todas luces efectivo, especialmente
entre el sector culto de la población, pero el sistema de
control del pensamiento se basa en unos principios endebles y
deshonestos y se puede colapsar con mucha rapidez.

Debemos continuar oponiéndonos con firmeza a las últimas locuras
y atrocidades, tanto por solidaridad con las víctimas como por
nuestra propia supervivencia.

Un movimiento por la paz vigoroso debería cuestionar el
capitalismo de estado de base militarista y el sistema mundial
que éste domina.

(…) la política está determinada por gente (…) que en sus
cargos institucionales, no se deja influir por las reflexiones
morales sino por los costes que se derivan de sus decisiones;

(…) Por tanto quienes piensen seriamente en provocar cambios
en la política pública tendrán que estudiar los métodos que
puedan modificar estos cálculos de costes.

Los que poseen y dominan la sociedad desean un público
disciplinado, apático y sumiso, que no cuestione sus privilegios
y el ordenado mundo en el que medran.

La gente no tiene ninguna necesidad de aceptar como condición
permanente que la amplia mayoría de la poblacion, para poder
sobrevivir, tiene que somentarse a los que controlan los
recursos y el capital, los medios de producción y distribución (…)

Si uno se ve a s mismo dedicado a la reforma o a la revolución,
los primeros pasos a seguir son la propia educación y la de los
demás.

(…) las redes de organizaciones locales, los medios de
comunicación y los editores que no se doblegan al poder privado
estatal (…) interaccionan entre sí: las organizaciones no
funcionarían sin acceso a la información y al análisis; los
medios de comunicación y las editoriales independdientes no
sobrevivirán sin la participación intelectual y la contribución
financiera de las organizaciones populares que crezcan y se
desarrollen en función de preocupaciones compartidas (…)

Manuel Casal Lodeiro, Barakaldo (1970). Escritor, divulgador, activista, aprendiz de labrador y de padre.

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