Ayer el Ensanche y la zona vieja de Compostela estaban plagados de gente pidiendo: tanto los habituales solicitantes de limosna como chicos y chicas jóvenes de varias ONG. Una de estas últimas se dirigió a mí de una manera que me causó gracia: «Caballero, ¿tiene un pequeño minuto?» Yo llevaba prisa así que no me paré a explicarle que mis minutos son todos del mismo tamaño: exactamente 60 segundos.