Según nos dice la Cadena Ser, en una cárcel de Bagdad se han practicado torturas.
No me queda más remedio que creerlo a la vista de la tortura, en este caso verbal, que ha practicado o, mejor dicho, perpetrado, el que leyó el teletipo y lo tradujo como Dios le dio a entender (mal).
El DRAE define claramente la interrogación como
1. f. pregunta.
2. f. Signo ortográfico (¿?) que se pone al principio y fin de la palabra o cláusula con que se pregunta.
3. f. Ret. Figura que consiste en interrogar, no para manifestar duda o pedir respuesta, sino para expresar indirectamente la afirmación, o dar más vigor y eficacia a lo que se dice.
y el interrogatorio como
1. m. Serie de preguntas, comúnmente formuladas por escrito.
2. m. Papel o documento que las contiene.
3. m. Acto de dirigirlas a quien las ha de contestar.
Vamos, que son cosas suficientemente distintas como para no ser en absoluto intercambiables.
Es más que probable que, traduttore tradittore, ese matiz se le escapase a quien trasvasó el término inglés «interrogation» (que puede traducirse bien por interrogación o por interrogatorio) y alumbró esta bonita frase:
Todos los prisioneros que fueron entrevistados describen los mismos métodos de tortura empleados durante las interrogaciones