Yo siempre creí que las sorpresas (agradables o desagradables) las producen cosas que uno no se espera. Eso mismo se desprende de la entrada del DRAE, que define sorprender como
1. tr. Coger desprevenido.
2. tr. Conmover, suspender o maravillar con algo imprevisto, raro o incomprensible. U. t. c. prnl.
Pero parece que no, que hay sorpresas que uno se espera y otras que uno no se espera. Eso se desprende de la redacción de la noticia de la web de CadenaSer.com que da cuenta de la presencia de Pedro Almodóvar en la gala de entrega de los premios Goya 2011.
Si descartamos que la presencia de Almodóvar fuese algo raro o incomprensible (no resulta ni raro ni incomprensible que un director de cine esté en una entrega de premios de cine ¿o sí), nos tenemos que quedar con que nos cogió desprevenidos (no nos lo esperábamos), o lo que es lo mismo, era algo imprevisto.
Pero parece ser que tenemos que hacer sitio a las sorpresas previsibles. Véase cómo define la noticia la presencia de Almodóvar en la gala:
Toda una sorpresa totalmente inesperada
Sorprendente ¿verdad?