En el último número de Diagonal (p. 43) podíamos leer bajo un titular que tampoco es precisamente un ejemplo magistral de redacción periódista («Condenar, a pesar de la no tenencia de pruebas»: ¿a qué viene esa coma? ¿Por qué «la no tenencia» en lugar de «la ausencia», «la carencia» o simplemente «no tener»),una frase que muestra el preocupante avance de la confusión entre adolecer y carecer:
En uno de los párrafos, el propio tribunal reconoce adolecer de cualquier prueba acusatoria.