De incógnitos y periodicidades

Lo cierto es que el Metro, como cualquier otro trasporte público, es una fuente inagotable de patadas, a nada que esté uno atento. Hoy dos mujeres y dos hombres que iban junto a mí me han proporcionado un par de ellas en poco rato. Por un lado una de las mujeres hablando de los trenes de cercanías, comentaba que antes no tenían tanta periodicidad. ¿Qué quería decir? ¿Que antes pasaba cuando les daba la gana? No, por el contexto deduje que quería decir que antes no pasaban con tanta frecuencia. Usar periodicidad en lugar de frecuencia (una palabra que me parece más sencilla) es sorprendente, pero la confusión de los conceptos de periodo y frecuencia no lo es tanto: ya lo he visto más veces.

Algo después uno de los hombres, hablando sobre los inconvenientes de aparecerles por sorpresa a los hijos en casa cuando se los ha dejado solos durante las vacaciones, me sorprendió al usar (de nuevo) una expresión más culta en lugar de la obvia y coloquial (de repente, por sorpresa): dijo aparecer de icógnito. O sea, que aparece, pero no se sabe: igual se disfrazan de repatidores de pizza para entrar en su propia casa o entran por la ventana en plan ninja mientras los niños se corren una juerga veraniega, para saltar cuando menos se lo esperen sobre ellos desde detrás de un armario en plan Keito en las películas del inspector Clouseau. ;-D

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