Por lo visto nuestro siempre-por-el-segundo-apellido-nombrado presidente del Gobierno del Reino de las Españas, se apunta al carro del punto y final, al decir que el atentado de Barajas supone el punto y final del proceso de paz. Esto es un conocido error en el que muchos hablantes y escribientes caen, por analogía con el punto y seguido. Lo correcto es punto final. Así, a secas.