El otro día en una cena de estas que se dan en las empresas con la excusa de las fiestas navideñas, alguien me contó la siguiente anécdota: en un restaurante la camarera, a la hora de explicarles a una pareja de comensales los postres que podían elegir, confundió los profiteroles con algo un poco menos comestible: los profilácticos. ¡Al menos espero que fuesen de sabores! O ¿sería un restaurante erótico y se esperaría de los clientes que consumaran la cena allí mismo, bajo el mantel? 😀